La reciente decisión de Colbún de postergar la tramitación ambiental de la línea de transmisión de HidroAysén no solo es una decisión acertada desde el punto de vista ambiental, sino que para aquellos que estamos en contra de este mega e impopular proyecto demuestra que dentro del mundo empresarial hay casos en que la Responsabilidad Social Empresarial se pone en práctica.
No es menor el hecho que los consejeros de Colbún del grupo Matte hayan tomado dicha decisión en base a dos pilares fundamentales que en un momento dado la institucionalidad gubernamental a mi juicio dejó de lado y lo tomó como un “tema light”, como son: la judicialización de los proyectos y la falta de un marco regulatorio acorde con los nuevos tiempos y exigencias sociales, demostrando que sin estos dos factores la política energética de nuestro país se aprecia poco clara.
Sin embargo me parece positiva la decisión de Colbún, ya que esto permitirá abrir el debate en la temática energética, siempre y cuando el gobierno agarre el guante y opte por ampliar el debate.
Por otro lado, no puedo dejar de manifestar mi preocupación ante la eventual paralización de HidroAysén, ya que también se corre el riesgo de seguir ampliando nuestra matriz energética a través de la tan desprestigiada carbonización.
En lo que se debe jugar a fondo es evitar, en el futuro, caer en la situación que nos encontramos actualmente que es carecer de otras alternativas de generación de energía y estar obligados a utilizar, a altos costos no sólo para las grandes industrias, sino que para los consumidores de energía eléctrica de la red domiciliaria, el diésel como combustible sustituto del gas en las centrales de ciclo combinado para la producción de energía eléctrica.
La falta de capacidad prospectiva del Estado y sus limitadas políticas de promoción de competencia en el sector energético, han creado grandes costos económicos y vulnerabilidades que ponen en riesgo la independencia energética.
Es por ello que se presenta una gran oportunidad de ampliar el debate proponiendo desarrollar proyectos energéticos más limpios y sustentables aprovechando la matriz energética disponible en nuestro país a través de las energías renovables para así heredar a las futuras generaciones un país independiente energéticamente y ambientalmente sustentable y limpio y que no quede solo como una idea que se ventiló en el pasado discurso del 21 de mayo.