Las cifras de empleo coinciden con el dinamismo en el gasto agregado y en la actividad económica, mayor a lo que todos supusimos hace sólo 3 meses.
Un aspecto destacable de los resultados sobre desocupación es la disminución respecto al año anterior en la desocupación de mujeres, que cae de 8,9 a 7,8%, con 256 mil desocupadas en todo el país, disminuyendo en 25 mil el número de mujeres que buscan trabajo y no lo encuentran.
Sin embargo la desocupación en mujeres jóvenes continúa siendo la más alta de todos los segmentos de edades: entre 15-19 años llegó al 25.8% y entre 20-24 años al 18.5%.
Ha disminuido, pero sigue siendo muy alta, afectando a las mujeres con poca educación, de los grupos de menores ingresos del país.
Se mantiene la disminución en el número de trabajadores en la agricultura, actividades forestales y relacionadas, ya que respecto al mismo periodo del año 2011 en esos sectores hay 45 mil ocupados menos; ratifica las preocupaciones de las empresas agrícolas y también significa un aumento de la productividad.
Las regiones de Los lagos y Aysén muestran con claridad una situación prácticamente de pleno empleo (desocupación friccional, que es aquella muy estacional, o de quienes buscan trabajo por primera vez, los que desean cambiarse de empleo, etc.), con tasas de desocupación de 3,4 y 3,7% respectivamente.
También es notoria la caída en un año de la desocupación en Antofagasta, y el bajo desempleo existente en la Región de O´Higgins, que llega sólo al 4,6%. Biobío en cambio se mantiene relativamente alto con un 8%.
La región que muestra una inexplicada disminución en el número de personas trabajando es Arica y Parinacota, con un incremento en el desempleo, que llega al 9,5%, subiendo 1,6% en un año.
La baja situación del desempleo en Chile ya está generando varios fenómenos: uno es la escasez de personal, especialmente técnico y profesional, en ciertos sectores y actividades, como minería, construcción y acuicultura.
Lo anterior también significa una presión hacia el alza de las remuneraciones al aumentar el trabajo asalariado (con contrato de trabajo).
Y en tercer lugar, resulta clara la importancia de las calificaciones y de la educación para tener empleo, ya que técnicos y profesionales de nivel medio fue el grupo que concentró proporcionalmente mayor incremento en el empleo, en los sectores más dinámicos respecto al año anterior.
Este es un buen momento para decidir las modificaciones necesarias al Seguro de Desempleo
Cuando la desocupación aumenta ya es tarde para establecer buenos mecanismos de protección a los trabajadores, junto con evitar que se achiquen o cierren las empresas.
También es posible diseñar esquemas nuevos, porque estamos en un ciclo de alza de actividad, que entreguen posibilidades a las empresas para negociar contratos con los trabajadores en los que sea posible variar las remuneraciones y compensaciones de acuerdo al ciclo económico (bajarlas con el compromiso de subirlas y devolver la disminución en la época de “vacas gordas”).
Junto a todo lo anterior, en el contexto que son muy buenas noticias, no podemos olvidar tres cosas.
Primero, el empleo es la herramienta más poderosa contra la pobreza, pero no disminuye la desigualdad.
Segundo, a mediados de los años 90 el desempleo estuvo por debajo del 5.0%. También se dijo que estábamos en pleno empleo, que el tema era como incrementar la fuerza de trabajo, abrir más la puerta a trabajadores extranjeros, etc. etc.Pocos años después, la tasa llegó al 12.0%.
Tercero, las remuneraciones y los ingresos del porcentaje mayoritario de los chilenos todavía son muy bajos, ya que más del 50% de los salarios son inferiores a $600.000; cientos de miles de personas perciben menos de $200.000 mensuales.
Es decir, debería tenerse mucho cuidado con cantar victoria, porque los ciclos existen y van a seguir existiendo, porque las remuneraciones de muchos, demasiados a mi juicio, son muy bajas y porque el camino de la mayor productividad es largo y complicado, y se dificulta más con ideologías rígidas de algunos trabajadores, de muchos empresarios y de demasiados teóricos, que no han administrado una empresa en su vida.