Con sentimientos encontrados leí el informe que la Comisión Asesora de Desarrollo Eléctrico entregó al presidente Sebastián Piñera el pasado 16 de Noviembre.
Si bien por un lado, adecuadamente, en él se estableció como objetivo central el lograr un mercado eléctrico más competitivo y mejorar el precio de la electricidad, contemplando los cuatro elementos básicos planteados en la convocatoria: seguridad de suministro, calidad de servicio, sustentabilidad y eficiencia, por otro lado, no vi a la Geotermia instalada en el “verdadero” sitial que le corresponde en nuestro país.
En primer lugar, dentro de los convocados a formar parte de la Comisión no hubo ningún experto en Geotermia. Comprensible, hasta cierto punto, pero, en segundo lugar, dentro de la larga lista a quienes la Comisión les agradeció su contribución al informe tampoco vi a ningún experto en Geotermia. Ahora sí que no hay perdón.
Aun así, la Geotermia resultó ser la “vedette”. Analizados los distintos escenarios “conservador” y “optimista” de proyección de las Energías Renovables No Convencionales según las políticas hoy vigentes, BAU (Business As Usual, según su traducción del inglés), la Geotermia resultó ser la que más puede contribuir en potencia instalada de aquí al 2030 en nuestro país.
En un escenario “conservador” podría contribuir con 2.100 MW de potencia instalada, y en un escenario “optimista” con 3.105 MW; versus los 1.738 MW y 1.786 MW respectivamente de la generación Minihidro, y los 582 MW y 199 MW también respectivamente de la energía Eólica.
Esto es en potencia instalada, sumando ambos sistemas interconectados, SIC y SING. Ni que hablar de generación de energía, es decir en MW-Horas, si consideramos los factores de planta.
Con dicho antecedente, establecido en el anexo 3 del informe, titulado “La matriz eléctrica futura”, me sorprende profundamente que cuando se hace el “Análisis de disponibilidad de recursos renovables en Chile” en el anexo 4, se diga allí escuetamente: “Salvo referencias antiguas, no existe información de base que permita identificar el potencial de generación en base a este recurso energético”.
Sencillamente incomprensible, por decir lo menos. Es decir borramos con el codo lo que escribimos con la mano.
Más aún, cuando expertos han estimado un potencial de generación de 16.000 MW, refrendado, nacional e internacionalmente, hace pocos días.
No entiendo nada.
Ahora bien, cuando se analiza los resultados expuestos en el informe de cuánto podría aportar la geotermia frente a ciertos incentivos y/o en otros escenarios, encontramos la siguiente paradoja: se simula, por ejemplo, qué ocurriría al instituirse formalmente la meta 20/20, o al establecerse adicionalmente cuotas para las diferentes ERNC, o que ocurriría al imponerse un impuesto a las emisiones CO2 de la generación térmica, o también al considerar que no se desarrollan centrales en Aysén, o que no se desarrolla la energía nuclear, etc. etc., y los resultados muestran que el aporte estimado de la geotermia en estos distintos escenarios prácticamente no varía, salvo una pequeña disminución al establecer cuotas en favor de otras ERNC. Y eché de menos, aquí, alguna propuesta innovadora orientada a incentivar, en particular, el desarrollo de la geotermia.
Entonces, ¿qué se lee?
- Que el informe estima que la geotermia en Chile no podría dar más que lo allí calculado, en ningún escenario.
¿Y limitado por qué?
- “Salvo referencias antiguas, no existe información de base que permita identificar el potencial de generación en base a este recurso energético”.
Entiendo menos…
Conclusión: ¿No será que el problema que enfrentamos es más bien una típica timidez criolla que nos dice “demasiado bueno para ser verdad”? En cualquier caso, espero que el problema no sea “el chaqueteo” a la geotermia.
En cambio, ¿yo?, quiero Geotermia…