Todos conocemos la infinidad de problemas que ha tenido el proyecto inmobiliario llamado inicialmente Portal Bicentenario, cuyo nombre ahora es Ciudad Parque Bicentenario, localizado en la comuna de Cerrillos. Para ello fue necesario clausurar el aeropuerto Los Cerrillos con el justificativo de que estaba subutilizado.
Sus límites son las vías Departamental, General Velásquez, Pedro Aguirre Cerda y Lo Errázuriz. Hoy en día existe allí una magnífica área verde de 50 hectáreas materializada con millonarios fondos públicos y sólo se ha vendido un terreno de 2 hectáreas a Cencosud.
Cuando el gobierno someta el cambio de uso de suelo, en el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), del terreno de las 254 hectáreas del eliminado aeropuerto a un Estudio de Impacto Ambiental y tan pronto éste se apruebe por el actual Servicio de Evaluación Ambiental, se podrá dar inicio a la construcción de las 15.000 viviendas allí planeadas.
En el gobierno de Lagos la ex Corema aprobó una simple Declaración de Impacto Ambiental (DIA) por la modificación del uso de suelo de esas 254 hectáreas para viabilizar dicho megaproyecto inmobiliario y como en los subsuelos de algunos espacios de esa ex infraestructura aeroportuaria existían y existen todavía ciertos metales pesados y derivados de hidrocarburos, los tribunales de justicia han anulado ese acto administrativo, exigiendo un Estudio de Impacto Ambiental, acorde al artículo 11º de la Ley Nº 19.300.
Recordemos que la DIA impedía la participación ciudadana.
Dado que el titular del proyecto -el Minvu- no desea someterse a la ley, sus abogados han apelado a los fallos judiciales de 1ª y 2ª instancia y el caso está radicado en la Corte Suprema. Para muchos fue extraño que se cerrara esa base aérea y el tiempo dirá porqué se hizo.
Al gobierno actual le ha llovido sobre mojado porque en días recientes se conoció el fallo del 8º Juzgado Civil de Santiago, que decretó la prohibición de celebrar actos y contratos en relación con este terreno que le fue donado para actividades aéreas, hace unos 85 años, al Estado chileno por el filántropo norteamericano Daniel Guggenheim.
Dicha mala noticia para el gobierno fue cubierta por El Mercurio cuyo periodista entrevistó a Sergio Galilea, ex intendente Metropolitano, uno de los personajes que más sabe de urbanismo, quien reconoció hidalgamente que se cometió un garrafal error en los gobiernos de Lagos y Bachelet al no someter ese cambio de uso de suelo al Estudio de Impacto Ambiental.
Tal diario también señaló que el director del Serviu Metropolitano argumenta que existiría un Estudio para el megaproyecto inmobiliario que habría sido elaborado por la Universidad Católica de Valparaíso, el que nadie conoce y que, por lo demás, no tiene nada que ver con el cambio de uso de suelo dentro del PRMS para esas 254 hectáreas.
Nos pareció sorprendente esa desdichada declaración porque denota un total desconocimiento de cómo debe funcionar la institucionalidad ambiental.
Pues bien, al sur del ex aeropuerto existe una zona bastante más extensa, definida por Decreto Supremo Nº 146 del Ministerio de Defensa, la que era considerada de protección (cono de aproximación) y en la cual se restringía la intensidad de ocupación de suelo, según las normas fijadas en el artículo 8.4.1.3. del PRMS.
Hemos sabido que en esta zona, tipificada en el PRMS como de Resguardo de Infraestructura de Transporte y Comunicaciones, ya que se han otorgados permisos de edificación en altura, ello por cuanto el Ministerio de Defensa levantó la restricción que existía en este cabezal cuando los aviones despegaban y aterrizaban.
Una de las empresas beneficiadas con esta liberación es la Inmobiliaria Aconcagua, la misma que organizó años atrás Sebastián Piñera con un grupo de empresarios y ya se están tramitando en la Dirección de Obras de la Municipalidad de Cerrillos otros 17 permisos de edificación en altura.
A la luz de lo reseñado no nos podría extrañar que la polémica por el cierre del aeropuerto fuera inducida por los más importantes propietarios y sus agencias de relaciones públicas con el propósito de que el cambio en las reglas del juego en esa amplia zona protegida pasara piola.
Hoy ya está liberada, apta para pingües negocios privados y de ello muy poco se habla, entre otros motivos, porque no hay claridad en cuanto a sus normas de edificación.
Sostenemos, asociado a lo inmediatamente anterior, empleando las entretenidas teorías de la conspiración, que hubo un habilidoso método distractivo que logró plenamente su objetivo.
Recordemos que los más importantes poseedores de tierras en ese sector restringido, desde hace mucho tiempo, estaban solicitando al MOP que hiciera algo para que ellos pudieran disponer de sus dominios con mayor autonomía, lo que por años ese ministerio no aceptó.
Volviendo al asunto de la Ciudad Parque Bicentenario, aprovechamos de decirle al ministro Pérez Mackenna que cumpla a cabalidad los fallos judiciales para que finalmente se modifique en el PRMS el uso de suelo de las 254 hectáreas de la discordia.