29 nov 2011

Perdamos la compostura y hablemos de Privatización

Si aceptamos que la intervención del Estado en la economía mediante su emprendimiento empresarial es el resultado de una función del factor de subsidiariedad, entonces conviene preguntarse: ¿qué sucede si la función antedicha se debilita? O bien, derechamente, ¿qué sucede si desaparece una vez que el Estado ya ha emprendido?

Dos consideraciones son relevantes en este análisis: la primera apunta hacia las causas de este debilitamiento o desaparición de la función de subsidiariedad. La segunda se refiere a las estrategias para enfrentar el fenómeno.

Respecto de la primera, es evidente que en muchos de aquellos casos en los que la función de subsidiariedad era débil en su inicio, bastó la intervención estatal para que el privado activara su capacidad de emprendimiento.

Regularmente, la apertura de mercados y la estabilización regulatoria y financiera provocada por la intervención estatal, genera condiciones de rentabilidad que inducen positivamente al privado a continuar en el desarrollo de un mercado abierto por ese emprendimiento estatal. Existen numerosos ejemplos en la minería no metálica o la refinación de combustibles.

Otras causas de debilitamiento se refieren a desarrollos tecnológicos o cambios regulatorios (también monopolio del Estado), que vuelven rentable un negocio que inicialmente no lo era. Los emprendimientos en las áreas de las telecomunicaciones son un buen ejemplo. También el acceso al capital de trabajo y la disponibilidad de recursos son causas de cambio de paradigma.

Por ejemplo, es probable que ningún privado haya sido capaz de construir una carretera hace 50 años, pero con el desarrollo de los mercados financieros y las facilidades regulatorias introducidas, los privados vieron en estos emprendimientos de infraestructura una oportunidad de lucro y entraron en esta área.

Por tanto, si se aplica razonablemente la regla subsidiaria, y el Estado percibe que su intervención en la economía no está sustentada en este principio, no hay dudas: el aparato público debe detener su acción, ya sea para inhibirse de continuar emprendiendo o para desprenderse de esa actividad.

Así, si fue legítimo que emprendiera en el refinamiento de combustibles en el pasado, donde en la actualidad hay evidencia suficiente de la capacidad de los privados de entrar en este negocio, o incluso más, importar los combustibles refinados de mejor calidad y a mucho menor costo, entonces el Estado debiera detener esta actividad o, derechamente, modificar su propiedad ya sea para disponer absolutamente de ella o para permitir modalidades de participación privada en ellas y evitar pérdidas o subsidios injustificados.

O veamos el caso de correos.¿Qué sentido tiene mantener una estructura empresarial como la de correos de Chile que debe competir con los colosos internacionales de correo privado, con mejores estándares de servicio y a costos globales?.

Parte de la segunda pregunta, a esta altura ya está en parte respondida. Pero conviene hacer presente que las herramientas actuales de “privatización” difieren sustantivamente de las alternativas limitadas que los neoliberales propusieron en el pasado como un mantra inviolable.

Esto es, la participación público-privada (PPP o public & private partnership), una modalidad que ha probado ser de mucho éxito y que es, en sus fundamentos, una privatización del emprendimiento estatal.

También hay otras opciones, tales como las fórmulas de participación en la propiedad y, en este sentido, existen en Chile numerosos casos de participación privada o estatal como, por ejemplo, en Zofri, Diario La Nación, Aguas Andinas o el que pretende CODELCO en AngloAmerican Sur (es decir, una verdadera estatización parcial).

Igualmente, es una fórmula de privatización otro mecanismo, probablemente más sofisticado y que permite pasar de contrabando el fenómeno por delante de los ojos de los políticos: privatizar los flujos sin tocar el capital. Esto es lo que hizo CODELCO en su acuerdo de suministro de cobre con la sociedad china Minmetals.

Por ello es que hoy no debiéramos temer a la palabra privatización. Para los políticos, es como decir una grosería en un salón de palacio; pero la verdad sea dicha, para privatizar hoy por hoy, existen diversas alternativas que pasan por las narices de los políticos y de la opinión pública sin mayor alarma.

Los invito a perder la compostura y a abordar la privatización de la mejor forma posible, respecto de todos aquellos emprendimientos estatales donde claramente no hay una real justificación que legitime la intervención del aparato público por sobre el ciudadano privado.

Para eso tenemos que llevar adelante un análisis profundo respecto del desarrollo empresarial de cada firma de propiedad del Estado, su resultado operacional histórico y el rendimiento social que tiene su intervención.

Si la triangulación de estos elementos determina que es un proyecto “de subsidiariedad débil”, el Estado debe ir por su privatización, la que no necesariamente significa vender su propiedad, sino también, permitir la entrada de privados a su capital o buscar fórmulas alternativas, tales como la concesión de administración o la titularización de sus flujos.

Por favor, saquémonos las anteojeras dogmáticas y cambiémoslas por microscopios y transparente luz de día. Pero para esto, los ciudadanos libres de Chile tenemos el derecho de tener una discusión abierta y democrática respecto del tipo de Estado que queremos… y por lo que se ve, los políticos se reservan esta discusión hasta que el pueblo no salga a la calle.Con la misma fuerza con la que debiéramos exigir la intervención del Estado en los emprendimientos de alto valor social, debiéramos exigir que se reste de aquellos en que compite sin justificación subsidiaria.

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  • http://twitter.com/MVMNews M.V.

    La frase de partida ya está mal… es como partir diciendo… si aceptamos que la tierra es plana entonces… notoriamente encerrado en los dogmas ideológicos del consenso de Washington.

    • Max Spiess

      Tienes mucha razón y por eso es que esta columna es parte de una saga que se basa un supuesto teórico. Por tanto, si no hay coincidencia en el supuesto, todo lo que sigue es música y bienvenido sea el debate. Me cargan los dognas; esos son para las catedrales y los sermones.

      En todo caso, aceptando que es sólo un supuesto teórico, convengamos que es uno bastante popular; lo que no asegura que sea verdad.

      Esta columna es una invitación a pensar y discutir libremente. Así somos los libreales progresistas.

      Gracias por darte la lata de leerla y comentarla!

      Max

  • http://twitter.com/MVMNews M.V.

    La frase de partida ya está mal… es como partir diciendo… si aceptamos que la tierra es plana entonces… notoriamente encerrado en los dogmas ideológicos del consenso de Washington.

    • Max Spiess

      Tienes mucha razón y por eso es que esta columna es parte de una saga que se basa un supuesto teórico. Por tanto, si no hay coincidencia en el supuesto, todo lo que sigue es música y bienvenido sea el debate. Me cargan los dogmas; esos son para las catedrales y los sermones.

      En todo caso, aceptando que es sólo un supuesto teórico, convengamos que es uno bastante popular; lo que no asegura que sea verdad.

      Esta columna es una invitación a pensar y discutir libremente. Así somos los libreales progresistas.

      Gracias por darte la lata de leerla y comentarla!

      Max

  • http://www.facebook.com/people/Patricio-Reyes/1447236036 Patricio Reyes

    Si es por atrevimiento, entonces que desaparezca el Estado y hagamos un gobierno corporativo en donde las empresas, me refiero a las grandes empresas nombre un representante y allí se discutan y se aprueben las leyes. Lo que propone el articulista es una barbaridad como la que acabo de escribir. ¿Por qué no le damos a las empresas estatales la posibilidad de reinvertir solo una parte de sus utilidades en si mismas y les damos además la posibilidad de competir mano a mano con cualquier empresa? Allí veremos quién es más eficiente en términos de administración. Por otro lado es fácil hablar de empresarios exitosos cuando ha sido el estado a través de la dictadura, por ejemplo el que les ha permitido hacerse de las empresas estatales, CAP, ENDESA, etc., etc.
    De entrada querer robarle al estado, por que lo que se hizo fue un robo durante la dictadura. Ahora los quieren mostrar como empresarios exitosos,…exitosos del robo y de esquilmar a los más débiles, las AFP e ISAPRES o el RETAIL con las FARMACIAS son el mejor ejemplo. Esos son los empresarios que defiende el articulista, exactamente los que no me gusta que vivan en mi país. Les sugiero irse a USA, allí seguramente serán carros de cola de gente con más plata que ellos. o que se vayan a España a besarle los pies a los reyes, para que los sigan esquilmando como lo han hacho hasta ahora.

    • Max Spiess

      Hola Patricio. Obviando los comentarios medios pesados que tiras, déjame hacer algunas precisiones a lo que señalas.

      En primer lugar, no confundamos los términos; una cosa es que los empresarios tengan una influencia determinante en el sistema político -y me encantaría referirme a lo viciado e ilegítimo que encuentro que es el sistema binominal incompetitivo que nos heredó la dictadura- y otra cosa muy distinta, es asumir que las empresas del estado son buenas o malas per se.

      A lo que estoy apuntando en mis columnas sobre el tema, se resume de la siguiente manera: sometamos a las empresas del estado a un examen y excrutinio crítico para verificar que tan subsidiarias son y cuanto subsidio la nación está dispuesta a tolerar. De este examen podremos descubrir que una gran mayoría de las empresas del estado, no tienen un rol subsidiario, y por el contrario, sólo están ahí por indefinición política o para intervenir la economía provocando externalidades negativas en contra de uno o más privados, como tu o como yo. Por el contrario, la miopia de la clase política sobre este tema, impide que el Estado esté efectivamente presente en áreas donde debiera tener un rol fuerte y claro -por ejemplo en el mercado de las energías renovables, en la generación de nuevos recursos hídricos, en la transmisión de datos y energía, etc.

      Respecto de las ventas y privatizaciones hechas en durante la dictadura tengo una visión muy crítica y negativa sobre los mecanismos de privatización y las valoraciones económicas utilizadas, y sobre todo por los financiamientos ofrecidos para materializar estos procesos. Sin embargo, eso no me impide aceptar que la privatización de esas empresas era necesaria y deseable desde un punto de vista puramente técnico. Me temo que hay una historia oculta que los gobiernos de la Concertación no se atrevieron a destapar. Qué se econde ahí? probablemente hay muchos intereses cruzados entre la clase política y los empresarios que tu y yo reprochamos. De nuevo, tu y yo sufrimos las consecuencia de la falta de debate respecto del tipo y caracter de estado -y empresas del estado- que Chile quiere y requere y del empate político que lleva a la incompetencia (falta de competitiviodad) de la clase gobernante.

      Yo no defiendo a nadie y no estoy cazado con interés corporativo alguno, de modo que me siento libre de comentar estos temas y poner este asunto en el debate…. pues te aseguro que una vez que baje el polvo del gafe en que ha terminado la “operación del siglo” de CODELCO, vamos a tener que darle una nueva mirada a este asunto y reformular el gobierno societario de las empresas del estado y al que todos los gobiernos de allá y de acá queiren meterle mano para sus propios intererses, pero lejos del tuyo y del mío.

      En mi próxima columna me refiero a eso y te invito a que podamos continuar el debate, pero con respeto y argumentos bien concretos.

      Afectuosos saludos,

      Max

  • http://www.facebook.com/people/Patricio-Reyes/1447236036 Patricio Reyes

    Si es por atrevimiento, entonces que desaparezca el Estado y hagamos un gobierno corporativo en donde las empresas, me refiero a las grandes empresas nombre un representante y allí se discutan y se aprueben las leyes. Lo que propone el articulista es una barbaridad como la que acabo de escribir. ¿Por qué no le damos a las empresas estatales la posibilidad de reinvertir solo una parte de sus utilidades en si mismas y les damos además la posibilidad de competir mano a mano con cualquier empresa? Allí veremos quién es más eficiente en términos de administración. Por otro lado es fácil hablar de empresarios exitosos cuando ha sido el estado a través de la dictadura, por ejemplo el que les ha permitido hacerse de las empresas estatales, CAP, ENDESA, etc., etc.
    De entrada querer robarle al estado, por que lo que se hizo fue un robo durante la dictadura. Ahora los quieren mostrar como empresarios exitosos,…exitosos del robo y de esquilmar a los más débiles, las AFP e ISAPRES o el RETAIL con las FARMACIAS son el mejor ejemplo. Esos son los empresarios que defiende el articulista, exactamente los que no me gusta que vivan en mi país. Les sugiero irse a USA, allí seguramente serán carros de cola de gente con más plata que ellos. o que se vayan a España a besarle los pies a los reyes, para que los sigan esquilmando como lo han hacho hasta ahora.

    • Max Spiess

      Hola Patricio. Obviando los comentarios medios pesados que tiras, déjame hacer algunas precisiones a lo que señalas.

      En primer lugar, no confundamos los términos; una cosa es que los empresarios tengan una influencia determinante en el sistema político -y me encantaría referirme a lo viciado e ilegítimo que encuentro que es el sistema binominal incompetitivo que nos heredó la dictadura- y otra cosa muy distinta, es asumir que las empresas del estado son buenas o malas per se.

      A lo que estoy apuntando en mis columnas sobre el tema, se resume de la siguiente manera: sometamos a las empresas del estado a un examen y excrutinio crítico para verificar qué tan subsidiarias son y cuánto subsidio la nación está dispuesta a tolerar. De este examen podremos descubrir que una gran mayoría de las empresas del estado, no tienen un rol subsidiario, y por el contrario, sólo están ahí por indefinición política o para intervenir la economía provocando externalidades negativas en contra de uno o más privados, como tu o como yo. Por el contrario, la miopia de la clase política sobre este tema, impide que el Estado esté efectivamente presente en áreas donde debiera tener un rol fuerte y claro -por ejemplo en el mercado de las energías renovables, en la generación de nuevos recursos hídricos, en la transmisión de datos y energía, etc.

      Respecto de las ventas y privatizaciones hechas en durante la dictadura tengo una visión muy crítica y negativa sobre los mecanismos de privatización y las valoraciones económicas utilizadas, y sobre todo por los financiamientos ofrecidos para materializar estos procesos. Sin embargo, eso no me impide aceptar que la privatización de esas empresas era necesaria y deseable desde un punto de vista puramente técnico. Me temo que hay una historia oculta que los gobiernos de la Concertación no se atrevieron a destapar. Qué se econde ahí? probablemente hay muchos intereses cruzados entre la clase política y los empresarios que tu y yo reprochamos. De nuevo, tu y yo sufrimos las consecuencia de la falta de debate respecto del tipo y carácter de estado -y empresas del estado- que Chile quiere y requere y del empate político que lleva a la incompetencia (falta de competitividad) de la clase gobernante.

      Yo no defiendo a nadie y no estoy cazado con interés corporativo alguno, de modo que me siento libre de comentar estos temas y poner este asunto en el debate…. pues te aseguro que una vez que baje el polvo del gafe en que ha terminado la “operación del siglo” de CODELCO, vamos a tener que darle una nueva mirada a este asunto y reformular el gobierno societario de las empresas del estado y al que todos los gobiernos de allá y de acá quieren meterle mano para sus propios intererses, pero lejos del tuyo y del mío.

      En mi próxima columna me refiero a esto y te invito a que podamos continuar el debate, pero con respeto y argumentos bien concretos.

      Afectuosos saludos,

      Max

  • http://www.facebook.com/profile.php?id=1162940007 Alfonso Andrés Rodríguez

    Una cosa.- “¿Si todos tuviéramos un mecenas, seríamos exitosos?

    • http://www.facebook.com/profile.php?id=1162940007 Alfonso Andrés Rodríguez

      No se puede perder el juicio ante la importancia suprema que nuestro Estado de Chile tiene para con su tierra, sus recursos y sus habitantes.
      Las reglas a privados deben ser en igualdad de condiciones y sin que afecte al patrimonio de los chilenos.El estado chileno debe garantizar, regulaciones, fiscalizaciones y multas en caso de que privados no cumplan con contratos a las normas comerciales, sociales o de bienestar de la población.Y por ultimo el Estado debe consesionar a privados, cobrar impuestos justos a cada sector empresarial y  royalty, si fuese necesario con recursos estratégicos y no andar por ahí subsidiando a tontas y a locas, es la platita de todos los chilenos pue, hay que administrarla bien sin generar desigualdades.Supongo que subsidiar como mecanismo queda en evidencia en tu columna que es factor fundamental para generar riqueza a pocos, nula participación estatal en como se exploten los recursos y su impacto social y generador de malas practicas laborales y abusos financieros.                                                                                                                                   !!!Así quien no gana plata¡¡¡

      • Max Spiess

        Estimado Alfonso, Gracias por leer esta columna. La referencia a los subsidios es por pura técnica y generaliza cualquier transferencia pública a un privado. Cuando tu vas a correos y contratas un servicio de transporte de correspondencia (enviar una carta), si el precio pagado por el servicio no cubre los gastos, hay una transferencia de recursos y eso lo considero como un subsidio indirecto, pues la empresa estatal está subsidiando el servicio contratado por el privado. No digo que esto esté bien o mal, sólo planteo que si vamos a tener un sistema de subsidios indirectos, estos deben ser previamente autorizados, controlados presupuestariamente para que la transferencia sea lo menor y más eficiente posible y medido para verificar si el rol asistencial es o no necesiario en el tiempo.
        Un abrazo y gracias por opinar.

        Max

  • http://www.facebook.com/profile.php?id=1162940007 Alfonso Andrés Rodríguez

    Una cosa.- “¿Si todos tuviéramos un mecenas, seríamos exitosos?

    • http://www.facebook.com/profile.php?id=1162940007 Alfonso Andrés Rodríguez

      No se puede perder el juicio ante la importancia suprema que nuestro Estado de Chile tiene para con su tierra, sus recursos y sus habitantes.
      Las reglas a privados deben ser en igualdad de condiciones y sin que afecte al patrimonio de los chilenos.El estado chileno debe garantizar, regulaciones, fiscalizaciones y multas en caso de que privados no cumplan con contratos a las normas comerciales, sociales o de bienestar de la población.Y por ultimo el Estado debe consesionar a privados, cobrar impuestos justos a cada sector empresarial y  royalty, si fuese necesario con recursos estratégicos y no andar por ahí subsidiando a tontas y a locas, es la platita de todos los chilenos pue, hay que administrarla bien sin generar desigualdades.Supongo que subsidiar como mecanismo queda en evidencia en tu columna que es factor fundamental para generar riqueza a pocos, nula participación estatal en como se exploten los recursos y su impacto social y generador de malas practicas laborales y abusos financieros.                                                                                                                                   !!!Así quien no gana plata¡¡¡

      • Max Spiess

        Estimado Alfonso, Gracias por leer esta columna. La referencia a los subsidios es por pura técnica y generaliza cualquier transferencia pública a un privado. Cuando tu vas a correos y contratas un servicio de transporte de correspondencia (enviar una carta), si el precio pagado por el servicio no cubre los gastos, hay una transferencia de recursos y eso lo considero como un subsidio indirecto, pues la empresa estatal está subsidiando el servicio contratado por el privado. No digo que esto esté bien o mal, sólo planteo que si vamos a tener un sistema de subsidios indirectos, estos deben ser previamente autorizados, controlados presupuestariamente para que la transferencia sea lo menor y más eficiente posible y medido para verificar si el rol asistencial es o no necesiario en el tiempo.
        Un abrazo y gracias por opinar.

        Max