¿Se imagina Ud. realizar una fiesta de cumpleaños el día siguiente al que un gran incendio arrasó con su casa y con el esfuerzo de toda una vida?
Evidentemente, la inmensa mayoría de los chilenos acusaría el golpe y suspendería la celebración, acongojado y a la espera de una mejor oportunidad, enfocándose de paso en normalizar su situación.
Las AFP’s de Chile piensan de otro modo. Sólo así se explica que la Asociación Gremial de Administradoras de Fondos de Pensiones se encuentre convocando, por estos días, a las autoridades, a la conmemoración de los 30 años de la creación del sistema.
La ceremonia principal tendrá lugar en Casapiedra el martes 29 próximo, donde se espera contar con la presencia del Presidente de la República, Sebastián Piñera. Lo particular de la convocatoria es que en ella se invita, textualmente, a la “celebración de los 30 años del sistema de AFP en Chile”.
Ello resulta “indolente” e “inoportuno”, atendida la inestabilidad que atraviesan los mercados internacionales y su efecto en los ahorros previsionales.
Cuando se desata una tragedia, como la que está ocurriendo con los fondos de pensiones, las celebraciones se suspenden.
Parece de muy mal gusto y francamente indignante que en medio de una crisis global producto de la cual millones de trabajadores chilenos han visto reducida buena parte de sus ahorros previsionales, obtenidos tras una vida de esfuerzo, los responsables de la administración de estos recursos estén celebrando.
Seguramente, sus propietarios y ejecutivos tienen mucho que festejar, pues por 30 años han lucrado a costa de los trabajadores, pero está claro que los millones de afiliados al sistema no tienen ese ánimo cuando sus fondos se han reducido en nada menos que 25.000 millones de dólares y muchos pensionados han visto mermar concretamente sus ingresos con el recálculo anual de la modalidad de retiro programado.
El sistema de AFP es caro e ineficiente, su esquema de comisiones es excesivamente elevado y entrega pensiones miserables, que no cumplen las promesas efectuadas con ocasión de su creación.
Por ello, junto a las senadoras Allende y Rincón y a los senadores Escalona y Rossi presentamos un proyecto de reforma constitucional que permitiría a los afiliados optar por el actual sistema o por uno de reparto, como las antiguas cajas.
Asimismo, por iniciativa de otro grupo de parlamentarios, la Cámara Alta analizaría las deficiencias del actual régimen y modalidades alternativas.
Creemos que este sistema fracasó y que se necesita reemplazarlo por otro que otorgue a los chilenos la oportunidad de solidarizar sus riesgos, disminuya los costos, mejore la cuantía de las pensiones y, de paso, que sea administrado de un modo más responsable y atinado.