Las bolsas mundiales resultan un excelente espejo de la crisis secular en curso. Haciendo honor a su nombre, ésta se inició precisamente junto con el siglo.
Todo indica que antes de recuperar su máximo anterior logrado el 2007, que a su vez no había logrado igualar el record alcanzado a fines de 1999, las bolsas de los países desarrollados han iniciado su tercer envión a la baja en lo que va de la década.
En esta vuelta, el desinfle de la superburbuja formada en los países emergentes resulta aun más violento, tal como ocurrió el 2008.
Ninguna ha caído más que la chilena, que a su vez era de lejos la más inflada del mundo.
Parece estar en curso el desagradable proceso de expulsar la enorme rueda de carreta que han intentado hacer tragar al mundo los especuladores globales: el del crecimiento continuo e imparable de los países emergentes.
El mayor cuento del tío jamás contado.
Desde su máximo alcanzado a fines del 2010 hasta el 30 de septiembre del 2011, las bolsas de los países desarrollados han caído un 19,1 por ciento, las de los países emergentes un 23,2 por ciento y la chilena un 27,7 por ciento; todas ellas medidas en Euros y según el registro disponible en www.mscibarra.com.
Si se toma como base 100 su valor en marzo del 2000 y se las mide todas en euros, las bolsas de los países desarrollados cayeron a 46 en febrero del 2003, luego se recuperaron hasta un nivel 82 en octubre del 2007, volvieron a caer hasta 40 en marzo del 2009 y se elevaron nuevamente hasta un nivel 68 en diciembre del 2011.
Es decir, nunca recuperaron el nivel 100 con que iniciaron el siglo.
Partiendo del mismo nivel 100 en marzo del 2000, los países emergentes cayeron también a la mitad en febrero del 2003, para inflarse extraordinariamente hasta alcanzar un nivel 177 en octubre del 2007.
Luego se derrumbaron a 75 en marzo del 2009 y se volvieron a inflar hasta 164 en diciembre del 2010, antes de empezar a caer nuevamente hasta el nivel 126 a fines de septiembre del 2011.
La bolsa chilena, partiendo asimismo de un nivel 100 en marzo del 2000 cayó también a la mitad en septiembre del 2003 (justo el mes en que se crearon los llamados ‘multifondos’ de las AFP), para luego inflarse junto con los demás países emergentes hasta alcanzar un nivel 182 en octubre del 2007 (mucho más que lo que creció el fondo A en el mismo período).
El derrumbe de la bolsa chilena siguió la trayectoria descendente del resto de los emergentes hasta octubre del 2008.
En ese momento se desacopló e inició su loca carrera alcista, que la llevó a alcanzar el record mundial de 282 a fines del 2010 ¡más de cuatro veces el valor de las bolsas de los países desarrollados!, que estaban en un nivel 65 en ese mismo momento, partiendo todas desde 100 en marzo del 2000 y medidas en euros.
A partir de ese momento la bolsa chilena es la que más ha caído en el mundo, llegando a un nivel 204 a fines de septiembre del 2011.
Las bolsas y monedas de los países emergentes se están desinflando junto con los precios de las materias primas y alimentos, los que asimismo se habían inflado de un modo desaforado.
El cobre, por ejemplo, que es el más indicativo de todos, ya ha perdido un tercio de su valor, cayendo desde 4,62 dólares por libra en febrero del 2011 a 3,1 dólares por libra el 30 de septiembre de este mismo año.
John Authers del Financial Times dedica su comentario del 30 de septiembre precisamente a este tema, acerca del cual ha venido alertando a lo largo de muchos meses y al cual ha denominado “un boom especulativo provocado por el optimismo de los inversionistas de países desarrollados.”
Señala Authers que el desinfle de ese mito es la causa principal de la caída actual de los mercados; más aún que el endeudamiento y crisis financiera de los países desarrollados.
Observa que los índices de manufacturas de tres de los cuatro países BRIC, incluida China, se están contrayendo nuevamente; el de Chile está un 7 por ciento por debajo de su nivel anterior a la crisis, según la última estadística de SOFOFA.
Los que vendieron este cuento han ganado dinero a manos llenas. El mismo que están perdiendo los incautos que se lo creyeron.
¿Te suena Willy?