Mientras campea el festival de declaraciones de buena voluntad y todos absolutamente todos se muestran preocupados por las aflicciones monetarias de las familias chilenas, el sistema sigue funcionando implacable e impecablemente para aquellos que creen que en el consumo está la madre de todas las felicidades.
Y pocos o nadie se preocupa de implementar YA algunas medidas que no requieren de mucha filosofía para sostenerse y por el contrario irían a disminuir la presión que sienten miles de familias que hoy han contraído deudas de estudio o han debido reprogramar créditos por diversas razones.
Porqué no terminar ya con los intereses cobrados a créditos de estudio y fijar una nueva política en que esos créditos sean otorgados simplemente a UF + 0, con lo cual se entrega la señal poderosa de que efectivamente el país quiere estimular la educación de sus jóvenes sin hipotecarles su futuro.
Porqué no terminar definitivamente con la actual tasa máxima convencional permitida para la renegociación de créditos, con la que se castiga con la usura a quienes deben renegociar sus deudas de consumo y aplicar un porcentaje de máximo un 10% por sobre el promedio de tasa del período, con lo que se viabiliza la renegociación y se hace más fácil cumplir con el objetivo de que las personas puedan pagar su crédito y no seguir morosos.
Tengo la convicción que cada vez que aparece un problema y él se complejiza y se busca la solución total, lo que está detrás es la intención de dilatar esa solución y esperar que el tiempo vaya haciendo perder la fuerza a la demanda expresada.
Muchas familias chilenas serían favorecidas ahora si sólo estas dos medidas se concretaran y por supuesto se continuara buscando acuerdo para realizar los otros cambios más complejos o en los cuales hay posiciones ideológicas más extremas.
Ambos casos pueden ser objetos de simples medidas administrativas, sin necesidad de leyes específicas que deban ser tramitadas y aprobadas por el Congreso.
Incluso en el caso de la aplicación de la Tasa Máxima Convencional su no cobro podría convertirse en un beneficio concreto de la tan mentada autorregulación a la cual acuden los empresarios cada vez que tienen problemas de comportamiento y quieren evitar la regulación del estado.
Cuando existe verdadera voluntad de solucionar los problemas, se pueden implementar acciones rápidas y en la dirección correcta, creo que la mayoría de los chilenos pudo estar pensando en eso cuando se hablaba de una nueva forma de gobernar.
Vemos que en estos casos el gobierno ha estirado la cuerda al más viejo estilo, el Presidente partió hablando de bajar a tasas del 4% en tiempos normales –sin definir que son tiempos normales- el Ministro de Educación ya señala que esas tasas podrían ser menores y algunos opinólogos oficialistas ya solicitan UF + 0, auspicioso pero para qué seguir dilatando.
En el caso de la tasa máxima ¡oh! paradoja, este gobierno anuncia la creación de una comisión de empresarios para ver el tema. Es de esperar que estos le den luz verde a la solución.