Este 25 de noviembre se conmemora un nuevo Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, fecha que busca hacer conciencia sobre la necesidad de terminar con todo tipo de violencia física, sexual, psicológica, social y económica en contra de elas.
Lamentablemente, factores culturales y sociales muy arraigados en nuestra sociedad derivan en que exista violencia al interior del hogar. Una de cada tres mujeres reconoce haber vivido violencia física, sexual y/o psicológica de parte de quienes son o fueron sus parejas.
No cabe duda, entonces, que la violencia de género es la expresión más desoladora y brutal de la discriminación hacia la mujer, y en nuestro país tenemos una red, aunque es necesario avanzar aún más, que nos permita acoger a las víctimas. Pero a la protección y al urgente cambio cultural, hay que sumar una lucha social por mejorar la calidad de la vivienda y desterrar el hacinamiento en que viven miles de familias. No es casualidad que la violencia contra la mujer se incremente en zonas donde estos dos factores se confabulan.
En este día es bueno recordar que pese a los esfuerzos de instituciones como el Servicio Nacional de la Mujer, las policías y varias ONGs vinculadas a temas de género, anualmente en Chile medio centenar de mujeres muere en hechos de sangre considerados como femicidio.
Nuestro llamado a las mujeres que sufren este acoso es que denuncien. Los estudios dicen que una mujer se demora unos 7 años en asumir que es víctima antes de hacer la imputación. También las cifras nos indican que existe un alto porcentaje de retractación, ya sea por miedo, amenazas, por vergüenza o simplemente porque creen que es algo pasajero.
Es importante que una sociedad democrática y con pretensiones de desarrollo elimine de raíz la violencia contra la mujer. Nada la justifica, nada la debe exculpar.