Hoy se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, una problemática que en Chile casi no ha tenido exposición en la opinión pública, pero que es una realidad muy presente en nuestro país.
En efecto, según las estimaciones del ministerio del Trabajo, en Chile existen aproximadamente 220.000 niños, niñas y adolescentes que están en situación de trabajo infantil. Se trata de un fenómeno social complejo, multicausal y emergente, asociado a situaciones de pobreza, vulnerabilidad y exclusiones sociales.
No obstante, nos atrevemos a decir que la causa con mayor prevalencia es la precariedad del trabajo adulto, más aún cuando se trata de hogares mono parentales, ya que los niños de esa familia se ven forzados a realizar actividades laborales que no se condicen con su edad, generando que su proceso de desarrollo se vea dañado de manera irreversible.
Desde el año 1996 la Vicaría de Pastoral Social Caritas del Arzobispado de Santiago, ha acompañado a unos 10.500 niños y niñas a través del Programa de Apoyo y Acogida de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores, en alianza con la Fundación Telefónica y la Fundación ANIDE – KNH, diseñando e impulsado distintas estrategias de intervención sobre el trabajo infantil y adolescente.
El programa ha contribuido a la erradicación progresiva del trabajo infantil, tanto en la disminución de horas de trabajo (un 20,7% de los casos han disminuido sus horas de trabajo), como en el retiro temporal del trabajo (un 26,2% han dejado de trabajar en periodos del año) y ex trabajadores (un 19,1% ya no se encuentra trabajando), mejorando así su proyecto de vida, aumentando la escolarización e involucrando a las familias, las escuelas y las redes de apoyo, en esta tarea.
Esta experiencia nos ha generado la convicción de que es necesario articular los esfuerzos públicos, privados y de la sociedad civil, para avanzar en estrategias que no sólo promuevan la escolarización como solución a este problema, sino que además se requiere que éstas sean integrales; que promuevan la participación de los niños, niñas y adolescentes en espacios recreativos y educativos; que se generen acompañamientos familiares socio-educativos; que se visibilice a los niños y niñas en su condición de sujetos, como personas dignas.
En este sentido, vemos con esperanza la Estrategia Nacional de Prevención y Erradicación progresiva del Trabajo Infantil y Adolescente que lanzará en los próximos días el ministerio del Trabajo, a la cual hemos aportado, al igual que otras organizaciones estatales y de la sociedad civil.
La Iglesia Católica rechaza el trabajo infantil y por esto hoy renovamos nuestro compromiso y nos desafiamos a seguir acogiendo y acompañando a niños, niñas y adolescentes que realizan una actividad laboral, desde los ejes articuladores de la evangelización solidaria, basados en la Enseñanza Social de la Iglesia y el enfoque de derechos, e invitamos a otras instituciones a sumarse a esta tarea para erradicar progresivamente el trabajo infantil en nuestro país.