Otro doble atentado en Copenhague, Dinamarca, tiene a la comunidad internacional en alerta.Los móviles que motivaron los actos de violencia en París fueron prácticamente los mismos: en una charla sobre libertad de expresión y blasfemia, el primer blanco, fue un caricaturista sueco que dibujó a Mahoma y, luego, la víctima fatal fue un judío-danés, que se encontraba cerca de la mayor sinagoga de la capital. Hecho que llevó a Benjamín Netanyahu a hacer un llamado al pueblo judío residente en Europa a emigrar a Israel.
Pese a lo que el sentido común podría indicar y, a pesar de que nos alejamos de la segunda guerra mundial y los índices de educación se elevan, el odio y la intolerancia religiosa ha ido en aumento especialmente en Europa.
Los últimos actos terroristas ocurridos en este continente han logrado su objetivo: causar temor en la población, haciéndola reaccionar con un fuerte sentimiento de islamofobia,sin importar que los mismos seguidores pacíficos del Islam hayan repudiado la violencia en Francia y Dinamarca.
Hace un mes aproximadamente, en Reino Unido, el periódico The Independent dedicó su portada a lo que definen como el nuevo antisemitismo y dio a conocer una encuesta de opinión que muestra un alarmante grado de prejuicio en contra de sus ciudadanos de origen judío y que “la mayoría de los judíos británicos sienten que no tienen futuro en el Reino Unido”.
Mientras, el martes 10 de febrero, tres musulmanes universitarios entre 23 y 19 años, fueron asesinados en Carolina del Norte, EE.UU. El presunto autor solía publicar mensajes de odio en contra de los seguidores de Alá en su cuenta de Facebook. La familia de las víctimas ha acusado que éste fue un crimen de odio, despertando la preocupación entre los estadounidenses.
En Francia el panorama no se ve muy distinto. Tras el atentado contra el semanario Charlie Hebdo, los actos islamófobos aumentaron un 70 %, según un informe elaborado por el Colectivo contra la Islamofobia de ese país (CCIF). Las cifras muestran que entre el 7 de enero y el 7 de febrero de este año, se registraron 153 actos islamófobos y 147 de ellos fueron denunciados ante la policía. Mientras que en Oslo, Noruega, a pocos días del ataque terrorista en París, se realizó una protesta para manifestarse en contra de la inmigración musulmana.
En estos actos terroristas hay un factor común, como dijo el Presidente de Francia, Francois Hollande: “Existe la misma determinación de los terroristas de golpear nuestra identidad, lo que somos, los valores de libertad, de derecho y de protección que cada ciudadano, de cualquier religión”.
No permitamos que el flagelo del terrorismo religioso, la intolerancia y el odio lleguen a nuestro país. Por esto, se hace cada vez más urgente la aprobación de la ley contra la incitación al odio, que protegerá a todos los chilenos.
Esperamos que la Presidenta Michelle Bachelet le dé a este proyecto el impulso que necesita, con el fin de proteger el respeto, aceptación de la diversidad, equidad y libertad; valores que siempre han primado en nuestro país.