En lo que va de este año, 39 mujeres han sido asesinadas por sus parejas y ex parejas y 97 mujeres han logrado salvar sus vidas de un intento de femicidio en nuestro país. La vulneración de los derechos de las mujeres bajo la forma de acoso en las calles, golpes, amenazas, manipulación, control y, sobre todo, asesinato de mujeres sigue ocurriendo.
Cabe recordar que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización del ministerio del Interior de 2013, una de cada tres mujeres chilenas declara haber vivido o estar viviendo violencia física, sexual o sicológica,
Estas cifras refuerzan la importancia de impulsar un Plan Nacional de Acción contra la Violencia hacia la Mujer, en que hemos estado trabajando con ahínco desde mediados de este año y que pronto podremos anunciar en detalle.
En paralelo, el presupuesto 2015 del Sernam aumentó en un 9,3% respecto al presente año, con lo que llegaremos a 35 casas de acogida para mujeres víctimas de violencia y a 104 Centros de la Mujer durante ese año. Además, implementaremos un nuevo programa de Prevención Integral de Violencia Contra las Mujeres, que contará con un financiamiento de más de 1.100 millones de pesos y que permitirá sensibilizar e informar a la población, además de formar monitoras y monitores en prevención.
Como se ve, estamos llevando adelante una decidida Agenda de Género que, entre otros objetivos, busca visibilizar todas las formas de violencia contra la mujer y trabajar en aras de su erradicación.
Campañas como la que desarrollamos en noviembre bajo el lema “Mujeres, es nuestro derecho vivir sin violencia”, constituyen un aporte significativo y ayudan a que las mujeres se atrevan a denunciar. Ese mes, las llamadas al fono de orientación gratuita del Sernam 800-104-008 aumentaron en un 93% y cerca del 60 por ciento se relacionaba con temas de violencia contra la mujer tanto en el espacio de la familia como en otros ámbitos públicos o trabajo.
La violencia contra las mujeres no es responsabilidad de quienes la viven, ni de las mujeres, ni siquiera del Sernam. Es una conducta aprendida en nuestra cultura y, por lo mismo, se nos hace invisible porque está naturalizada.
Es decir, no nos damos cuenta de que está ocurriendo porque mujeres y hombres hemos aprendido, desde nuestras familias, en la escuela, en nuestras relaciones interpersonales, a través de los medios de comunicación y en la industria de la entretención que las mujeres pueden ser subvaloradas, controladas, castigadas e incluso asesinadas.
Las mujeres que viven violencia viven con miedo, en silencio, inseguras, aisladas de sus familias y de sus amistades. Tienen comportamientos que dan cuenta de lo que está ocurriendo: a estas señales debemos estar alertas.
Éste es un fenómeno transversal y puede afectar a una diversidad de mujeres, sean madres, trabajadoras, jóvenes o mayores, profesionales y/o dueñas de casa, vivan en sectores rurales, en grandes ciudades o en pequeñas.
En general, las mujeres que viven violencia se sienten responsables por lo ocurrido, incluso se sienten culpables y temen ser rechazadas por las personas cercanas. Por eso es tan importante la confianza, el acompañamiento y el apoyo a las mujeres cuando denuncian.
Es urgente que detengamos los femicidios y todas las formas de violencia contra las mujeres.Cada una y cada uno tiene el deber de contribuir en esta tarea. Las cifras demuestran que, por lo menos, una mujer en nuestro entorno vive violencia: en nuestro vecindario, en nuestro trabajo, en el liceo o en la calle por la que transitamos.
Es por eso que hemos llamado a la comunidad a estar alerta a las señales, a tomar conciencia y actuar. Sólo así construiremos una sociedad más justa, más igualitaria y libre de violencia contra las mujeres.