Cuando llegó Sampaoli a Chile, era conocido por una minusculidad de los conocedores del fútbol. Dirigía en Ecuador. Su equipo, Emelec, en un mes cualquiera, tuvo el honor de ser nombrado entre el mejor club de ese mes. Es todo en títulos.
Llega a O’Higgins y no tuvo trascendencia. La “U” lo contrata. Despide a jugadores emblemáticos como Olarra y obtiene la triple corona del Apertura 2011, Clausura 2011 y Apertura 2012. Enseguida la Sudamericana en forma invicta. Lo mejor del equipo azul en su historia.
Fútbol ofensivo, aguerrido, con palabras inusuales como el amateurismo, que es mojar la camiseta unido a lo emocional del escudo al pecho.
Toda una revolución. Su maestro es Bielsa, aunque no tiene cercanía con él, pero escucha sus conferencias y conceptos noche y día. Grabados y colocados en sus oídos.
Sampaoli representa todo lo que alguien quisiera para su equipo. Obsesivo, estudioso, respira fútbol.
Llega a la selección y rompe con todos los records y las mufas existentes.
Para las eliminatorias del Mundial 2014 en la fase de grupos, elimina a España, el campeón vigente.
Fue elegido el mejor por sus pares de las eliminatorias.
En 4tos de final en Copa América le gana al campeón vigente, Uruguay y lo elimina.
Chile obtiene por vez primera la Copa América frente nada menos, que Argentina.
Vienen las eliminatorias 2018 y luego de 15 años y en la primera fecha, se gana a Brasil. En la segunda fecha y luego se le gana a Perú, allá en Lima.
Es el arranque más perfecto de Chile en eliminatorias.
Tiene a Chile entre las 3 mejores selecciones del mundo.
¿Porqué entonces ese encono, esa rabia contra Sampaoli, que hoy quieren que se vaya?
¿Porqué se conoció el sueldo que percibe? ¿Porqué siempre hubo resistencia de parte de una hinchada, rabiosa, marginal, que no le perdona su pasado azul?
¿Será porque sus convicciones, similares a Bielsa, no le dejan continuar en un fútbol tan corrupto y desorganizado, donde todo se improvisa? Donde todo se relativiza, donde cambian horarios, estadios a 48 hrs de los encuentros.
¿O tal vez porque no se da garantía ninguna, que los partidos vayan a terminar en forma normal?¿O será porque, algunos periodistas deportivos opinan con camiseta puesta e intereses oscuros? ¿Por qué lo hostigan hasta lo indecible?
Lo cierto es que Sampaoli debe de irse de esta sociedad deportiva que huele mal, que actúa mal y que oculta misterios gravísimos.
Pero nuestra hipocresía, donde no se atreven a decir las cosas por su nombre ha hablado muy alto y pasa lo de siempre, no soportamos que el otro tenga éxito, aunque sea en nuestro propio beneficio.