La reciente detención del jugador Vidal en estado de ebriedad, después de haber colisionado con otro vehículo al conducir su Ferrari a alta velocidad, ha causado una inmensa profusión de información a nivel mundial.
Como se sabe la estrella de la selección chilena, artífice del buen desempeño de ésta en la actual Copa América, tuvo un permiso el día martes aprovechando para jugar en un casino de Santiago.
A su regreso, el ídolo e imagen para la juventud, chocó un carro y se salió de la pista causando lesiones de mediana gravedad a su esposa. Posteriormente fue detenido y trasladado al juzgado para realizar el control de detención con el fin que el fiscal a cargo del caso estableciera las medidas preventivas, debido a que dio positivo el examen de alcotest. Este hecho se ha sumado a un historial de errores que se ha dado a conocer, comprobando un reiterado hábito de incumplimiento del centrocampista de Juventus en Italia.
La discusión es de tres niveles: judicial, deportivo y ético. Sin embargo, por la trascendencia del jugador, los juicios se encuentran divididos entre quienes son fanáticos, hinchas, dirigentes y empresarios del espectáculo, ante aquellos que postulan la aplicación de la ley y su significado pleno. En un plano intermedio están comentaristas, analistas y estudiosos del deporte en tanto espectáculo, negocio, masividad, disfrute, consumo, disciplina, ejemplo, como elementos que conjugan dicha práctica.
En el primer caso, la tendencia es dejar que las autoridades continúen el curso de la investigación sancionándolo básicamente con la suspensión temporal de la licencia y firma en el consulado de Turín (Italia), donde reside.
Además, permitir que siga jugando en la Copa América ya que el equipo requiere de una figura de esa importancia que ha sido vital en el desempeño actual. Así entendido sería solamente un desafortunado accidente que puede ocurrirle a cualquiera como Vidal lo ha calificado, twiteando que no exista preocupación por él pues está bien de salud.
La concepción antagónica establece que es una persona, independiente de su prestigio y que condujo en una acción criminal por realizarlo en estado de ebriedad, merece como mínimo detención preventiva hasta que se esclarezcan los hechos. Naturalmente, ello implicaría que no pudiese continuar participando de este evento al ser marginado de la selección, sin contar con el factible resultado de su salida pues el deporte no puede estar por sobre la legalidad. Así mismo, se requeriría una sanción ética para quien siendo un ejemplo de la juventud reitera que beber y conducir es válido pues no tiene castigo alguno en términos reales.
Discusiones sobre el permiso dado por el estratega Jorge Sampaoli, la asistencia a un lugar de apuestas como es un casino, las encuestas en la calle sobre opiniones de la gente, la reunión con la familia, etc., son elementos secundarios ante la gravedad de un hecho que se constituiría en un delito y no simplemente una infracción, tal como lo contempla de llamada Ley Emilia, en nombre de una niña asesinada en un accidente como producto del alcohol en la conducción.
El gran debate realizado a través de los Medios, tanto de farándula como deportivo e internacional, sobre el desenlace de dicha situación, las sanciones, la imposibilidad probable de no jugar, el regaño de sus compañeros y otras dudas, fueron desestimadas al quedar en evidencia la posición del técnico de la Selección Chilena. Este manifestó que no desvinculará al volante pues “no me nace excluir a alguien por un error“, añadiendo que “cometió un error que para nosotros no es tan determinante como para excluirlo“, pues “necesitamos incluirlo”. Igualmente argumentó el rendimiento y comportamiento de Vidal al señalarlo como muy bueno.
En síntesis, el tema ha quedado supuestamente zanjado pese a que la polémica continuará pues la confrontación entre criterios éticos, legales, económicos, está vigente.
Lo que si quedará en el audio para el análisis será la frase del “rey Arturo” al ser detenido por Carabineros de Chile: “Espósame, pero te vas a cagar a todo Chile”.