Habíamos deseado presenciar los Juegos Sudamericanos que se hacían en Chile y confirmar si en cuatro años se habían producido avances. Problemas de salud nos impidieron verlos en su totalidad, pero alcanzamos a presenciarlos en parte y en directo en muchas ocasiones. Y al igual que la afición tuvimos dificultad para conseguir las entradas, no obstante ser gratuitas.
El gobierno y la organización no tenían confianza en la asistencia de público y solo al final tomaron esa medida que causó muchos conflictos, la demora impidió que la asistencia fuera total.
La decisión de las autoridades de renovar la postulación a los juegos Panamericanos tendrá que analizarse con mucho cuidado ya que para esos torneos el valor de la entrada es un importante apoyo y las entradas a obsequiar son las mínimas.
Hay que tener cuidado igualmente en los gastos que se efectuarán. Los valores consultados para la semana de inauguración de estos juegos no correspondieron a los contemplados.
Dos de los hechos significativos de estos juegos fueron infortunados.El primero el dramático accidente sufrido por una competidora chilena en plena carrera cuando no fue advertida por la organización de inconvenientes en la pista, sin que se aclarara como se atendería la solución del caso.
Esto es, si se cancelarían todos los gastos necesarios para su recuperación y si habría otra ayuda extra atendida la característica del accidente, con fracturas en las piernas.
Y lo segundo, la sorpresiva aparición de una carta remitida a los medios por el presidente del Comité Olímpico Neven Ilic en contra de una competidora nacional a quien denunció haber actuado en plena competencia en contra de las normas del correcto desempeño y de los deberes patrióticos y pedir sanción en su contra, sin dar mayores antecedentes de lo ocurrido.
Se trata nada menos que de una ganadora de medalla de oro en gimnasia. No era la forma de buscar una solución a un problema de esta gravedad y menos que no hubiera una información completa y cabal de los hechos, dañando su honorabilidad.Más aun que después de haber sido publicada en los medios, nada se ha sabido.
En las ceremonias inaugurales los países aprovechan para dar a conocer hechos que puedan interesar a los visitantes y servir de propaganda turística principalmente. Muy poco en calidad y cantidad hubo en esta ocasión.
Llamó la atención, el interés del público por asistir a los Juegos, muchos habrían comprado entradas adelantadas y a plazo, pero no tuvieron información directa de los organizadores quienes fueron advertidos con mucha anticipación de la demora en dar a conocer el programa de los Juegos, la hora y el lugar de su realización, dañando su propio interés.
En lo deportivo lo más relevante lo constituyeron los recintos construidos especialmente para esta ocasión, como el centro acuático del Estadio Nacional, el recinto multiuso para las pruebas de gimnasia y el multicentro para el basquetbol construido en el edificio donde está ubicado el Comité Olímpico.
Igualmente de tanta o más calidad resultó la construcción del estadio techado para la realización de las pruebas de ciclismo bajo techo digna de un escenario mundial y que al igual que los anteriores debe ser aprovechado para su difusión y práctica principalmente, la iniciativa corresponde a la Subsecretaría de Deportes y el Comité Olímpico.
Otro de los frutos importantes que significaron los Juegos Sudamericanos fueron que deportistas y deportes desconocidos como el karate de señalado éxito, sin publicidad alguna llegaron a conocimiento de la población, entusiasmando a la gran mayoría.Estos nuevos aficionados junto a los dirigentes deben ayudar a propagarlos.
En el plano deportivo, los resultados no favorecieron a los atletas nacionales. Chile hasta el cierre de este comentario ocupaba la quinta posición en número de preseas obtenidas detrás de Brasil el gran ganador pese a que no vino con los mejores de su población deportiva, escoltado por Argentina y Colombia, muy poco para el dueño de casa.
Destacable, sin duda, la opción para Chile de disputar el oro en Basquetbol femenino y masculino, en calidad de invicto con el gimnasio repleto de público
En el masculino no disputaba una medalla de oro desde 1937, pese a un pasado repleto de buenas actuaciones y lo mismo en el femenino en las que disputó un título mundial en 1953 y fue campeón sudamericano en 1950, 1956 y 1971.
La razón que ello sucediera se debió a dos hechos, la capacidad del técnico Miguel Ureta que dirigió a los varones, inclaudicable en su trabajo docente y en mantener viva esta disciplina, que se mantuvo hasta los últimos años como el segundo deporte en Chile en número de cultores y espectadores.
Los resultados cuando hay mística, entusiasmo, apoyo popular para un deporte se transforman en triunfos que la gente asume como propios.
Todavía falta para el final, puede haber más para nuestro país, no alcanzaremos a Brasil, pero podremos aumentar el medallero. Se lo merecen nuestros esforzados, inclaudicables y admirables deportistas y atletas.