Decir que la definición de quién será el técnico de Colo Colo que reemplace a Omar Labruna es un conflicto de interés puede parecer absurdo, pero no lo es si se lee la página 47 de La Tercera del martes 12 de marzo.
El mismo periódico que llevaba como titular de primera página “La Moneda convierte tercer aniversario en inicio de campaña oficialista (que a mí me hizo recordar aquella frase del general Mathei el 5 de octubre de 1988 cuando preguntó dónde está la champaña), en la página dedicada al club popular dice:
“Si bien el favorito de la dirigencia es Claudio Borghi, la opción de que asuma en el corto plazo es lejana. Ya hubo contactos y el “Bichi” rechazó dirigir en junio, entre otras razones, porque tiene un compromiso con Gabriel Ruiz Tagle para volver al club el próximo año”.
A todo el país se le informó que el señor Ruiz Tagle, al igual que el señor Piñera en su momento, había dejado de tener acciones y poder de decisión en Colo Colo o en la sociedad que administra el club, Blanco y Negro. Sin embargo los periodistas que escriben la nota nos informan que el próximo año, ya obviamente alejados del gobierno volverán a tomar las decisiones del club.
Evidentemente hay algo extraño en la información que ayer se entregó, o algo extraño en la relación entre los ex propietarios del club y el club actual. La información avala la tesis de que el consuegro del Presidente de la República sería un palo blanco de los anteriores controladores, como se dijo en su momento en las redes sociales. Sin embargo también puede ser uno más de los oscuros rumores que rodean a nuestro fútbol “profesional”.
O los periodistas están mal informados o alguien nos ha mentido y oculta sus intereses. Esto debiera ser aclarado, aunque la verdad verdadera la sabremos recién el próximo año, si el “Bichi” vuelve a dirigir al club que lo hizo popular como entrenador.