La tozudez de Borghi y la colaboración del árbitro peruano Víctor Carrillo, fueron decisivos en la derrota de Chile ante Colombia por 1-3. La roja retrocede en la tabla de posiciones y requiere correcciones urgentes para confiar en la clasificación al Mundial.
“Quien nace chicharra (Insecto cantor) muere cantando”, decía un viejo proverbio y Claudio Borghi lo encarna. El DT de la selección de Chile es enemigo de defender, de preocuparse del rival y asumir estrategias de juego. La libertad total a sus jugadores es la idea matriz, la manera de jugar que le agrada y no la cambia por motivo alguno.
No aceptó que los jugadores de la “U” se quedaran en la selección y llegaran el viernes y no el jueves a Juan Pinto Durán y los excluyó. El principio de la disciplina, que no es su virtud, estaba en entredicho.Ellos eran la base de la defensa de la selección, que fue lo peor del equipo ayer.
Prefirió improvisar con Arturo Vidal el mejor mediocampista del fútbol italiano, como líbero, quien le dijo que no le gustaba el puesto y no había jugado en esa posición todo el año. Pero no…con Vidal aseguraba (creía) que Falcao no marcaría un gol. El colombiano hizo uno y pudo hacer dos más.
Quedó con 10 jugadores en el primer tiempo por expulsión de Medel quien se dio de empujones con Perea, agredido por éste. Perea se tiró al suelo, agarrando su cara, disfrazando la falta que Carrillo vio a menos de medio metro. Prefirió escudarse en el guardalíneas, que estaba tapado por los jugadores y sancionó sólo a Medel. Chile terminó ganando el primer tiempo, gracias a un certero disparo de Matías Fernandes.
Se pensaba que volvería el segundo tiempo con la defensa reforzada para defender la ventaja, sacando a uno de los “goleadores”, Sánchez o Suazo, que no habían superado una vez a algún defensa colombiano ni disparado al arco.Era una locura hacerlo para el DT.Mientras, la defensa roja hacía agua y Bravo se transformaba en figura.
Y por fin vino el cambio: a los 67 minutos sacó a Isla y lo reemplazó por el puntero Junior Fernandes quien tocó el balón recién 10 minutos después. Y Colombia empató, lo que se veía venir. A defender la igualdad se pensaba ahora y sacar por lo menos un punto.
Llegó el 2-1 y demoraba el refuerzo en defensa. Y vino el cambio. Pinto por Suazo!!!!!
Colombia convertía a Bravo en inexpugnable. La defensa hacía agua y el Niño maravilla salía a los 81 minutos reemplazado por Pinilla.45 mil hinchas en el Monumental.
Y todo el país lo vio y sufrió. Una desilusión, para lo que habrá las explicaciones de siempre: el árbitro, la mala suerte, no nos arratonamos.
Se supone que Borghi vio el partido de Colombia con Uruguay, donde los “cafeteros” marcaron a los defensas uruguayos y le hicieron cuatro. Eso mismo hizo en el Monumental y Chile se paralizó.
Los defensas nacionales se demoraban en desprender del balón y no tenían auxilio del mediocampo o atacantes. El balón pasaba constantemente a Bravo para que despejara a cualquier parte.
Colombia avanzó siempre tranquilamente hasta la zona defensiva chilena. Sus defensas nunca fueron presionados. No es tarea de Suazo ni de Sánchez en el esquema Borghi.
También Borghi se olvidó de la mala actuación frente a Ecuador en Nueva York, con un equipo apático, que no molestó a nadie, no anticipó, ni encaró. Se suponía que todo eso corregiría, más aún jugando de local, donde hay que apremiar y ahogar al visitante. Eso es demasiado para el DT nacional.
El fútbol se juega como un entrenamiento. Sin exigencias ni esquemas. Si el rival no lo usa, se puede hasta ganar. Por eso los altibajos. Cuando en los partidos anteriores, no encontró problemas ganó. Cuando los tuvo, fue goleado. En la primera rueda de las clasificatorias, terminan las experiencias y quedan dos encuentros.
Queda todavía una rueda y todos se preparan para revertir los resultados y ya lo hacen corrigiendo errores. Si los demás lo hacen y Chile no, las posibilidades se ven difíciles.
Hasta los colistas están mejorando.