Privadamente y sin estridencias como fue su exitosa vida deportiva, fue sepultado el domingo pasado Hernán Haddad Abdallah, una gran figura del atletismo chileno del siglo veinte. Tras sus funerales han comenzadoa aparecer someras informaciones sobre esta gran figura del deporte clásico chileno, que llenó 25 años de su historia, tanto a nivel nacional e internacional.
Hernán destacó en el atletismo subcontinental en la década de los cincuenta cuando el dominio se distribuía en el llamado ABC sudamericano formado por Argentina Brasil y Chile.
A los 22 años, irrumpió en 1951 ganando el Campeonato Nacional de Atletismo disputado en el recinto atlético del barrio Puchacay, en Concepción, lanzando el disco a 43.13 metros.
Al poco tiempo concurrió representando a Chile en los Primeros Juegos Panamericanos que se disputaron en Buenos Aires y un año después se ubicó tercero en el Campeonato Sudamericano, también efectuado en Buenos Aires ,lanzando 45.15 metros. En julio de ese mismo año participó integrando la delegación nacional en los 15°s Juegos Olímpicos de Helsinki, en Finlandia.
En el año 1953 se efectuó el Nacional de Atletismo en la pista de ceniza del Estadio Nacional donde nuevamente triunfó y a los pocos meses compitió en el Campeonato Sudamericano de Atletismo también en Santiago.
El 54 fue al siguiente Campeonato Sudamericano en Sao Paulo, y alcanzó al segundo lugar.El año 55 retuvo el Campeonato Nacional y en los Segundos Juegos Panamericanos de México alcanzó la medalla de bronce en el lanzamiento del disco con 47.14 metros.
El 56 se disputó el Sudamericano en Santiago y Hernán fue subcampeón con 47.24 metros.Luego ganó el Campeonato Nacional y en noviembre concurrió a sus Segundos Juegos Olímpicos en Melbourne, Australia, siendo el único atleta que se repetía en la cita olímpica luego de 4 años, demostrando su vigencia internacional en esta disciplina.
En el 57 en Santiago se disputó el Primer Campeonato Sudamericano de clubes campeones y Hernán fue subcampeón defendiendo a su club de siempre el Stade Francais. El año 58 tras ganar el Campeonato Nacional fue al Sudamericano en Montevideo y alcanzó el primer lugar con 49.10 metros. El 59 fue el Sudamericano en Pacaembú, y retuvo el campeonato en el disco y en agosto concurrió a sus terceros Juegos Panamericanos en Chicago, Estados Unidos, resultando quinto.
Su trayectoria se prolongó a los primeros años de la década siguiente. El año 60 fue el Nacional de atletismo y Hernán fue subcampeón. Ese mismo año se efectuó en Santiago el Primer Campeonato Iberoamericano de Atletismo que incorporaba a deportistas de España y Portugal, y fue tercero.
El 62 se efectuaron los Segundos Iberoamericanos en Madrid y Hernán nuevamente fue el representante nacional ahora en la península ibérica.
A fines de los años 60 Hernán se retiró de la práctica activa y se siguió manteniendo físicamente con natación, deporte que había practicado en su juventud cuando estudió Leyes, carrera que finalmente no terminó. Sin embargo, en abril de 1974 Chile fue sede de un nuevo Campeonato Sudamericano y el entonces Jefe Técnico Orlando Guaita le pidió, pese a que ya tenía 46 años, que se integrara al equipo chileno ya que faltaba un lanzador de disco. Hernán aceptó y volvió a entrenar y con un tiro sobre los 46 metros volvió a conquistar un Campeonato Sudamericano.
A fines de ese año 1974, a raíz de ese logro, el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile pagó una deuda que tenía con él. Entre los años 1954 y 1959 el premio a los “Mejores Deportistas” no se había entregado. Fue así como,prácticamente,unos 20 años después de sus grandes actuaciones el Circulo lo eligió el Mejor de los Mejores de todo el deporte nacional, recibiendo el destacado Cóndor de Plata con que se galardona al Mejor entre todos los escogidos de todas las disciplinas.
Diez años más tarde, en julio de 1984, después de una larga trayectoria como dirigente ahora en el Comité Olímpico Chileno donde participó en varias directivas, concurrió como vicepresidente del COCH representando a nuestro deporte a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, Estados Unidos, donde desfiló orgullosamente en la delegación nacional en su otra faceta.
Los últimos años de su vida que se apagó el fin de semana, este hombre afable que no pasaba inadvertido con su metro 92 y bastante más de 100 kilos de peso, que llenó muchas páginas de éxito y subió a muchos podios en más de 25 años del atletismo, cuando este deporte brillaba en Sudamérica, los pasó retirado.
Murió en familia, rodeado de sus recuerdos, juntoa su esposa Marlene y rodeado de sus hijos Marlene, Karen, Alexandra y Hernán.