Chile se prepara para recibir a 6000 deportistas en los Juegos Sudamericanos del 2014, para los que tiene destinados gastar 50 millones de dólares.
Y el martes 6 recién pasado presentó en México su postulación para realizar los Juegos Panamericanos del 2019. Muy feliz y confiado con la recepción volvió el subsecretario de Deportes Gabriel Ruiz Tagle, quien viajó junto al Presidente del Comité Olímpico, Neven Ilic, confidenciando que el mexicano Mario Vásquez Raña, Presidente de la organización, les había prometido su apoyo.
Agregó que Chile no tendría inconvenientes para hacerlos, porque sería una continuación de los Sudamericanos y además el Presidente Piñera estaba dispuesto a gastar 500 millones de dólares en los Panamericanos.
Es de esperar que la euforia no se transforme en el cuento de la lechera, que llevaba feliz un cántaro de leche al mercado y sacaba cuentas y ganancias anticipadas, cuando tropieza, se le cae el cántaro, pierde la leche y los sueños e ilusiones.
Lo que hizo Chile sólo fue una manifestación seria de voluntad de querer hacer los Panamericanos, pero queda mucho camino todavía. En enero próximo se cierra el plazo para oficializar las intenciones y ya expresaron igual interés, Lima, Rosario, Puerto Rico, Bogotá, San Salvador y Miami.
El entusiasmo de la delegación chilena nace por el hecho de que los últimos Juegos se hicieron en Guadalajara 2011 y los próximos serán en Toronto el 2015, por lo que correspondería los siguientes al hemisferio sur. Pero no es obligatorio.
La decisión la tomarán el 2013 los 42 integrantes, hasta ahora, de la organización.
En todo caso, la seriedad de Chile no tiene buen respaldo, ya que en 1975, renunció a los Juegos – para los que había sido elegido- por decisión del gobierno de la época. Y en 1987, repitió. Otra vez el Gobierno desistió, alegando dificultades económicas, producto del terremoto de 1985. Ahora, tiene más crédito.
El resultado no será fácil y la tarea, ya debió comenzar. Lima viene de perder los Juegos del 2015, ante Toronto y es de este hemisferio, al igual que Bogotá y Rosario, cuyos países ya han albergado los Juegos, lo que no ocurre con Perú y Chile. Miami y Puerto Rico pueden comprometer a los votantes de Norte y Centro América, que son mayoría
Por otra parte, cumplir con el cuaderno de cargos y financiar los Juegos es dura tarea. Guadalajara gastó 800 millones de dólares para realizarlos.
El Presidente Piñera ofreció gastar 500 millones. Es poco. Las exigencias son altas. La infraestructura deportiva y vial es cosa seria. Se piden recintos adecuados y modernos. Calles con tránsito rápido para que los deportistas no lleguen atrasados. Comunicaciones excepcionales.
Guadalajara inauguró un estadio (Omnilife) con capacidad para 70 mil espectadores y un centro acuático, levemente inferior al Cubo de Beiging. Construyó una villa para albergar a los 8 mil deportistas, 4 a 5 grandes hoteles para aumentar el número de camas y poder atender al millón de turistas. Hubo ampliación del aeropuerto.
Los recintos deportivos se llenaban en todas las disciplinas y todos los días durante los 20 de competencias en 49 deportes.
Se creó un tren panamericano, que llegaba por vía exclusiva a todos los recintos deportivos (más de 75 kilómetros.) Las ceremonias de apertura y clausura la realizó la misma productora de los Juegos de Beijing y la misma que preparará los de Londres 2012. Sólo el nivel de los Juegos Olímpicos supera a los Panamericanos.
México habilitó 4 parques deportivos. Y se realizaron simultáneamente Juegos Paraolímpicos y Congresos Culturales, de Cine y Música. La Dirección de Turismo hizo un trabajo de 5 años. Hacer Panamericanos bien vale la pena, para el deporte y el país, por los avances que se logra.
Y obtener los votos es lo más importante, pero hay que salir a buscarlos. Son 42 países. Conseguirlos requiere un verdadero puerta a puerta. Y la votación es secreta. No se sabe por quien votó cada país. Las amistades personales juegan un rol importante.
Y la confidencia que dio a conocer el Subsecretario no fue muy atinada y feliz. El Presidente de Odepa no puede apoyar públicamente a nadie. Y la noticia ya se sabe en todo el continente. El anticipo de su posición le resta imparcialidad.