La goleada de Chile ante Uruguay por 4 a 0, en Montevideo, no fue causada por la eliminación de 5 seleccionados ni tampoco por la calidad de los dueños de casa, sino por el deficiente sistema defensivo chileno.
Defecto que había significado un 4-0 ante Argentina en Buenos Aires y una victoria más estrecha que el resultado de 4-2 con Perú en Santiago.
El equipo que ha formado el DT nacional tiene propensión a los pases defectuosos y también que volcados al ataque y detenido éste no vuelven a la zona defensiva, ni colaboran con ella, dejando expuesto a la zaga a los contraataques y a inferioridad numérica.
Así ocurrió en los tres encuentros y en éste en Montevideo, mucho más nítido, dos de los 4 goles nacieron por esta debilidad y hubo opciones para más de los uruguayos. Si hubiese estado el Mago Valdivia o Vidal, habría ocurrido lo mismo.
Es la disposición y la idea de juego lo que no funciona y por eso los 10 goles en contra recibidos en 3 partidos.
Parecía increíble que el DT Borghi no se hubiere dado cuenta de las flaquezas defensivas, ni del hecho que todos los goles de sus adversarios, comenzaran en la zona defensiva, con pases largos o con acompañamiento de los defensas.
Además, los uruguayos aprovecharon los tiros libres o lanzamientos de esquina para sacar ventaja de su mayor altura o mejor salto. Los otros dos goles nacieron de esta vía.
La tozudez de Borghi y su despreocupación por los problemas tácticos significó que su inquietud ante Uruguay fuera el ataque y pensara que la solución era alinear a Alexis Sánchez con Suazo y agregar a Eduardo Vargas, figura en el torneo nacional y la Copa Sudamericana.
La inesperada lesión y exclusión de Alexis, la suplió con el estreno del joven debutante Campos Toro, agregando al ataque a Fernández como conductor y a Isla por la derecha.
Fue el mejor regalo para el sagaz y avezado DT uruguayo Washington Tabarez
Frente a los defectuosos pases de Fernández y Suazo o despejes sin destino de Contreras y Medel, la orden era atacar de inmediato con los defensas laterales acompañando y llegando en superioridad numérica.
La zaga chilena se vio obligada a conceder tiros de esquina, donde los uruguayos inquietaban por su mayor altura.
Ahora viene Paraguay, que es menos que Uruguay y puede crear los mismos problemas, ya que todos se han dado cuenta de la feble defensa.
Borghi llamó a 8 jugadores de la “U”, puntero invicto del torneo local y de la Copa Sudamericana, cuya principal característica es el trabajo defensivo a presión todo el partido y con participación de todos los integrantes. De poco sirve su aporte si no juegan todos y con su sistema.
La inclusión de Osvaldo González, José Rojas y Aránguiz habría mejorado notoriamente a la selección.
El futuro y la clasificación no se divisan halagüeños, si el sistema defensivo no cambia, lo que se ve difícil con Borghi a la cabeza.
El fútbol libre y sin resguardos defensivos hace rato que desapareció de
las canchas.