Que un equipo chileno de fútbol, de clubes o selecciones, gane en el extranjero, ha sido siempre un acontecimiento, pero que derrote a uno de los grandes del Atlántico (Argentina, Brasil y Uruguay), es un éxito. Y si además gana a conjuntos de esos tres países y en el mismo año, lo que ocurre por primera vez, constituye, además de histórico, una proeza.
Y tanto o más valioso y meritorio que lo anterior, es que las victorias no fueron fruto del azar o por marcador estrecho, sino que fueron con propiedad, demostrando superioridad.
A Nacional de Montevideo fue un claro 2-0, partido que no terminó y que iba para mayor diferencia, a Flamengo de Río de Janeiro, fue 4-0 y debió ser mayor (un gol injustamente anulado) y a Arsenal de Sarandi (Buenos Aires), un 2-1, donde el cuadro azul, fue superior en defensa y ataque.
Lo más descollante de este elenco es que la fuerza la hacen todos y no es patrimonio de dos o tres jugadores.
La “U” de Sanmpaoli está hecha sobre la base de un trabajo de conjunto, principalmente defensivo, de enorme despliegue físico, marcando en toda la cancha, tratando que el rival no pase ¾ de cancha y recuperado el balón, el ataque es veloz por las puntas o el centro, con no más de dos toques. Una faena extenuante, para la que hay que prepararse muy bien, sin flaquear.
Los argentinos se prepararon especialmente para detenerla, intentando hacer un trabajo parecido, que les dio resultado casi todo el primer tiempo, que fue de un gran nivel, con jugadores más corpulentos físicamente, y que trataron de imponerse por esa vía, pero la “U” abrió el marcador con un fulminante contraataque de Eduardo Vargas.
En el segundo tiempo, hubo un decaimiento físico de ambos conjuntos, no bajando el equipo nacional, pese a tener la carga del desgastante encuentro del domingo con Colo Colo.
Sampaoli, demostró también, en el lapso final, sagacidad de buen DT. Su sistema no cejó, pero tenía dificultades para penetrar por las puntas. Sacó un hombre del mediocampo (Rodríguez) y lo cambió por Canales (Centrodelantero), para inquietar ese sector.
Justamente, el recién ingresado dejado en el banco, luchó por mostrar su capacidad y consiguió el gol del triunfo, tras una buena acción en el área, que obligó a la defensa de Arsenal a un penal, que éste convirtió. Hubo un tercer gol, anulado dudosamente, que no dejó margen a la diferencia de nivel. La defensa fue capaz siempre o casi siempre de detener las esforzadas cargas de los potentes atacantes de Arsenal., además de sus pillerías (“piscinazos” en el área penal o delante de quienes tienen amarilla)-
Cambió a Lorenzetti y refrescó el mediocampo con el ingreso de Acevedo y lo culminó cuando faltaban pocos minutos, incorporando a Rebolledo por Castro, para asegurar la justificada victoria
Su idea de equipo no es copia del de Bielsa. Es distinto. Ambos se apoyan en una buena defensa, pero el de Sampaoli es más intenso, sin cesar, marcando en todo el campo, a presión, lo que no es fácil.
Hay que tener los hombres capaces y en esa misión sobresalen Aránguiz y Marcelo Díaz y en parecida medida los González, MENA, Rojas y el arquero Herrera (ha tenido un gran año). La velocidad de Vargas, Castro y Lorenzetti ponen la cuota importante de ataque en la que colaboran los restantes.
Borghi, entusiasmado con el juego de la “U” llamó a la selección a siete integrantes del equipo. Le servirán en la medida que cambie su juego, adaptándolo al estilo de Sampaoli. De otra manera, poco ayudarán.
Lo de Sampaoli es más novedoso que lo de Bielsa y con éxitos en menor tiempo. Es de esperar que las fuerzas alcancen para lo que resta de la Sudamericana y el Clausura.
La “U” es la atracción, revitalizando al fútbol nacional y poniéndolo en un buen lugar. Hay que felicitarlo por los récords y el buen juego que brinda.