El que gana se lleva todo. Criticar al vencedor en estos tiempos es impensado. “Es el mejor, es el gran equipo, el que hizo todo perfecto, es lo que sus hinchas quieren”, son los conceptos que suenan y todos felices. Decir lo contrario no se entiende y además no conviene porque te pones en la vereda opuesta al “ganador” al que tiene “éxito”. No, por ningún motivo.
Otra vez me arriesgaré y caminaré sin saludar con grandilocuencia y encontrando argumentos para justificar su propuesta en la primera final.
La Católica ganó con su propuesta DEFENSIVA, que nadie la llama por su nombre. Le dicen “pragmática”, “inteligente” o la “gran formula para ganar finales”. ¿Cuál es el temor de llamarla por su nombre? Todavía no lo sé, porque todos evitan la respuesta. Basta escuchar los dichos de los cruzados.
No es pecado jugar con una línea de cuatro y cinco volantes en campo propio y un solitario “náufrago” en ataque. Es el estilo que eligió Pizzi y le dio réditos.
Destacable el ordenamiento defensivo, la fortaleza en los duelos individuales para frenar los ataques de la “U” por los costados, las pocas faltas cometidas, la capacidad física y la concentración. Todo en pos de que el rival no te haga daño. Los azules tuvieron 4 ocasiones en el lapso inicial y un remate en el poste de Vargas en el inicio del segundo. Tampoco fue perfecto en ese sentido.
Ahora vienen las preguntas sin respuesta:
¿Y qué pasa con la otra faceta que tiene el fútbol, la de atacar?
¿Dónde quedan las grandes capacidades que tienen muchos futbolistas cruzados en ese juego?
¿La UC no tiene un plantel con jerarquía y calidad como para intentar una apuesta más equilibrada?
Para mí la primera explicación es el miedo al resultado adverso, y desde ahí el fútbol comienza a perder su esencia. Esa de ser un juego que va más allá del simple número de un resultado. Creo que siempre hay que agregarle calidad, excelencia, aportar al espectáculo, creatividad.
Me indigno cuando escucho que las finales son solo para ganarlas, escondiendo un argumento más, que es a cualquier precio. La UC ganó la primera final con esa fórmula, pero en estos últimos años he visto ganar finales a la selección española (Eurocopa y Copa del Mundo) y al Barcelona con un juego vistoso y de ataque. Veo que es posible conseguirlo.
¿Chile le ganó a Argentina con 10 defendiendo en campo propio? No fue al frente tomando riesgos.
La “U” apostó por una propuesta de manejar la pelota e intentar buscar el arco rival siempre. Perdió pero fue el gran aporte de la final. Tuvo convicción de una apuesta difícil y fue el protagonista del espectáculo.
Tengo claro que en estos tiempos esos valores son despreciados, que solo sirve el que gana y punto. Pero en Europa ha surgido el movimiento social de los “Indignados”, que protestan contra los que se llevan los triunfos del poder y de la economía a cualquier precio.
Hoy yo protesto contra la avaricia de los cruzados.