En estos días se inauguran dos exposiciones dedicadas a los 85 años de Guillermo Núñez, maestro de la plástica chilena contemporánea y premio Nacional de Arte.
La mayor de las exposiciones en el Museo de Arte Contemporáneo, del cual Núñez fue director, en donde se muestran “Dibujar con Sangre en el Ojo” y se reedita por segunda vez la famosa “Printuras y Exculturas” cuya versión original fue inaugurada en el Instituto Chileno Francés el 18 marzo de 1975 y clausurada al día siguiente por efectivos de la DINA.Ese mismo día Núñez fue arrestado por segunda vez y llevado a Cuatro Álamos, Villa Grimaldi y Tres Álamos, para terminar recluido en el campo de detención de Puchuncaví.
La segunda exposición se realiza en el Museo de la Memoria y consta de tres series de dibujos realizadas durante su exilio de 12 años en Francia: Libertad Condicional, Diario de Viaje y ¿Qué hay en el fondo de tus ojos?. La deuda del Museo de la Memoria con Núñez era ostensible desde que la reposición de Exculturas y Pinturas con la que se inauguró el museo, debió clausurarse a los pocos días después del terremoto del 27/F. Por ello, la exposición-homenaje del MAC fue la perfecta excusa para que el Museo de la Memoria se hiciera presente.
Gaspar Galaz, comentando la reposición de la exposición de Núñez en el Museo de la Memoria el año 2010 nos recuerda que “estas obras nos hablan, entonces, de ese terrible peregrinar de nuestro artista por distintos centros de detención. El significado semiótico del objeto jaula era finalmente el grito, la puesta en visible de su desesperación interior; era su forma de presentar su agonía de estar casi un año encerrado en distintos centros de detención”.
Los dibujos expuestos ahora en 2015 son el resultado de aquello que Núñez imaginó durante su largo cautiverio con los ojos vendados. Una experiencia traumática que el artista logró exorcizar “porque mirando muy, muy lejos habrá que odiar el odio para dejar de ser remedos de hombres”.
La obra de Núñez como pintor, dibujante, escultor, poeta y hacedor de libros, magnífica y sorprendente, coherente y significativa, cae como un bálsamo en estos días en que los chilenos parecemos exaltados y confundidos. Su obra nace de su libertad, de su capacidad de crearse a si mismo, de “forjar una unidad, una integridad, una realización en el acto de crear belleza y dar amor”.