Con una inesperada verónica, como aquellas de los buenos toreros, el Ministro Roberto Ampuero sorteó, el 17 de diciembre 2013, la compleja misión de dar cuenta de cuatro años de trabajo del CNCA, obligado por el fin del gobierno que le permitió sólo nueve meses de gestión. La tarea era titánica, pero sobretodo con poco que mostrar, menos si se comparaba con el programa ofrecido desde aquellas días de los grupos programáticos Tantauco.
La obra realizada tiene dos orígenes: la inercia de los dos gobiernos anteriores que habían cumplido con instalar y hacer funcionar la nueva institucionalidad iniciada el 2003 y la sorpresa del terremoto del 27F que obligó a destinar recursos a la reconstrucción patrimonial.
En atención a lo reducido del legado, Ampuero amplificó el periodo a reseñar y optó por resumir los diez años de existencia del Consejo de la Cultura y las Artes.
No sólo eso, también recogió aquello que, según lo anunciado por el programa de la recién electa Presidenta Bachelet, será el sello de su gestión en cultura: multiculturalismo y descentralización.
Saludó en lenguas de nuestros pueblos indígenas y esbozó logros región por región, escudriñando en cada una de ellas los avances recientes así como sugiriendo rasgos que las caracterizan permanentemente, así por ejemplo, escuchamos en más de una ocasión que el sello de Arica Parinacota es la cultura afro descendiente y el de Magallanes, su proximidad con la Antártica.
El resto de lo descentralizador lo puso con su ejemplo: ejercer desde Valparaíso -un sueño de Agustín Squella, mentor de la institucionalidad vigente- que los ministros anteriores lo vivieron como pesadilla.El hecho lo reconocieron las autoridades locales y nacionales residentes en la zona, que acompañaron a Ampuero en número y solemnidad, destacándose el hecho de que la cuenta se entregaba en un emblemático edificio patrimonial que había sido rescatado desde el abandono y el oprobioso apelativo de “ratonera” por una iniciativa privada y educacional (¿otro símbolo?).
Luego de recorrer aspectos pertinentes de la historia de Valparaíso como los aportes filantrópicos de antiguos habitantes (Federico Santa María, Pascual Baburizza, Juana Ross de Edwards), diversidad religiosa (“el primer cementerio de disidentes”) y valentía (el bombardeo de la escuadra española a una indefensa ciudad puerto el 31 de marzo de1866), Ampuero se refirió a las figuras que habían encabezado la construcción de la institucionalidad cultural chilena que cumple diez años: Manuel Antonio Garretón, Milán Ivelic, Agustín Squella, Raúl Allard, ente otros, junto con reconocer el aporte de los tres Ministros que lo antecedieron.
En el escenario de una década era posible encajar la principal obra, de lejos, de ésta y las anteriores administraciones: la infraestructura cultural.
Desde la propia sede del CNCA, ex correo de Valparaíso y su cercana ex Cárcel, hasta los teatros regionales de zonas extremas como Punta Arenas (“con fondos municipales y regionales”) e Iquique, sin dejar de mencionar al GAM, eludiendo con otra verónica – menos vistosa- la impresentable decisión del gobierno que representa, de postergar sus segunda y tercera etapas.En concreto, se multiplicó para 2014, cuatro veces el presupuesto 2013 para Teatros Regionales.
Dada la infraestructura existente, es natural destacar los esfuerzos por ocuparla a través de programas de formación de redes y ampliación de fondos concursables para estimular a creadores y gestores a darles vida.
El presupuesto 2014 considera una nueva glosa, de más de 4 mil millones de pesos, para la llamada Red Cultura. Con cargo a este ítem “se podrán financiar iniciativas de intercambio entre programadores y oferentes de programación, actividades de fomento a la programación de contenidos artístico culturales de calidad, iniciativas de apoyo al desarrollo cultural local en comunas con altos índices de población vulnerable, iniciativas de apoyo a la gestión de infraestructura cultural municipal y regional, asesorías para el desarrollo cultural municipal y formación para los actores culturales”.
Ambos programas incrementados tienen su germen en la Comisión Presidencial de Infraestructura Cultural creada el 2000 y sus tres seminarios de la “Red Nacional de Espacios Culturales” para responsables de dichos espacios, iniciados en el Museo Lord Cochrane de Valparaíso, en junio de 2001, dos años antes de la creación del CNCA.
En el crecimiento presupuestario, las noticias fueron que para 2014 se asignaron al CNCA $ 52 mil 579.772 millones versus $ 46 mil 831.705 millones de 2013, con un crecimiento del 12%, y la ampliación de recursos para fondos concursables que también superó el porcentaje de crecimiento del presupuesto nacional -$ 27 mil 399.453 millones, versus $ 24 mil 909.702 millones de 2013, con un 9% de crecimiento.
El Ministro calificó como un gesto republicano a quienes lo sucedan este crecimiento presupuestario. No fue el único gesto de ese carácter en los meses en que Ampuero ocupó el sitial de Plaza Sotomayor. Otro fue su presencia en un amplio debate en el Parlamento dispuesto a escuchar, por primera vez, al mundo de la cultura en su conjunto, respecto del proyecto de ley de ministerio, que continúa su camino en la Cámara de Diputados recibiendo recientemente a representantes de pueblos indígenas y de Libertad y Desarrollo.
Por ahora, parece haberse convertido en un cascaron vacío, a punto de ser llenado por el gobierno recién electo, de contenidos muy diferentes a aquellos de su primera versión, enviada por el gobierno saliente.
Otro aspecto legislativo, que quiso ser la fortaleza de su antecesor, terminó con un pobre balance de una ley de donaciones culturales aprobada precisamente sin el aspecto que éste más quería: las pymes culturales. Lo demás fue un anuncio conocido, como la modificación de la ley de premios nacionales que data desde el primer Directorio Nacional del CNCA (2004/2008).
Original fue el anuncio de la incorporación del factor estético en las licitaciones públicas más allá del meramente presupuestario, un verdadero desafío a contralorías, haciendas y otras burocracias poco entrenadas en este arte.
Hay otros gestos en el ámbito de la descentralización como son la entrega de galardones en capitales regionales y, a la inversa, la entrega en La Moneda de premios internacionales, que contaron con la presencia del Presidente de la República, como los que recuerdan a Pablo Neruda y Manuel Rojas.
Un gesto no menor si se considera que la administración que termina no dejara una huella favorable en la cultura. Más bien al contrario: deplorables comportamientos de funcionarios de confianza tanto en el mal trato de personas vía medios electrónicos como en la solidaridad de un ex Director regional con procesados por atentados a los derechos humanos, se unen a reducciones presupuestarias a Balmaceda Arte Joven, Matucana Cien y la mencionada sala del GAM.
Para Ampuero, uno de los grandes hitos en materia internacional de esta administración -junto a la presencia en la FIL de Guadalajara y la Bienal de Venecia- será la realización de la Sexta Cumbre Mundial de las Artes, organizada por el CNCA en conjunto con la Federación Internacional de Consejos de Artes y Agencias Culturales (IFACCA).
Éste es el principal encuentro de reflexión cultural a nivel internacional, que reunirá en enero de 2014 en el Centro Cultural Estación Mapocho a cerca de 500 expertos en políticas culturales, representantes de ministerios, agencias culturales y académicas de todo el mundo para debatir sobre Tiempos creativos y nuevos modelos para el desarrollo cultural. “Desde luego, son múltiples los desafíos que tiene aún el devenir cultural en Chile y no podemos avanzar en este mundo global sin tener espacios de diálogo”, concluyó.
Diálogo que, al menos en cultura, nunca debe interrumpirse. Como lo prueba el que no es posible aislar su desarrollo por períodos presidenciales sino por ciclos más amplios, conforme a su especial dinámica.