10 oct 2013

Demos mayor acceso a la música chilena

La publicación de la encuesta “Música Chilena Hoy”, elaborada por Gfk Adimark y la Sociedad Chilena de Derecho de Autor (SCD), presentó cifras reveladoras para la industria musical.

También volvió a poner en la palestra la modificación a la Ley sobre el Fomento de la Música Chilena, que permanecía entrampada en el Congreso desde el año 2007, y que el pasado miércoles 2 de octubre entró en tabla de discusión en la Comisión de Educación y Cultura del Senado.

Mientras la comisión comenzará a estudiar el proyecto, la idea de transmitir un mínimo de 20% de música nacional en las emisoras, cobra fuerza día a día, y con los resultados de la muestra más aún.

Si bien el estudio arrojó que un 61% de los encuestados admitió escuchar poco o nada de música nacional, el 91,5% dijo que le gustaría tener una mayor presencia de artistas nacionales en las radios del país.

Por otro lado, el 44,7% de los consultados afirmó que escucha poco o nada de música nacional, principalmente por la baja difusión de parte de este medio.

Actualmente, en la programación radial prevalecen los artistas internacionales por sobre los nacionales, en una relación absolutamente desequilibrada: sólo el 12% de la música que suena pertenece a autores nacionales.

A pesar de que existen espacios específicos en que se difunde y programa la música local, y medios que funcionan en forma independiente sin la presión de capitales extranjeros -como Cooperativa-, en general la radio es hoy un ámbito no regulado, donde lo que prima son los intereses multinacionales de quienes las controlan: el 81,2% del mercado nacional lo agrupan 4 grandes multinacionales y el 88% de lo que suena es importado.

La Ley que garantizaría un 20% de música nacional ayudaría, sin lugar a dudas, a posicionar de una mejor forma a nuestros artistas, a generar un mayor crecimiento de la industria local y a propagar la cultura chilena al interior del país.

En Francia, tras establecer cuotas de música, las ventas de los productos nacionales crecieron del 40% en 1992 al 53% en 1999, y en Australia, después de la implementación de las cuotas, las discográficas multinacionales aumentaron significativamente su producción de títulos locales.

No es un dato menor a considerar que en Chile se editan dos discos de música al día, dando como resultado final 700 nuevos álbumes al año que se encuentran con un mercado que no permite su adecuada difusión.

Finalmente, otra cifra destacable que arrojó el estudio, y que muestra el auge de la música chilena, es que de los 2.750 espectáculos que se realizaron en el país, cerca del 79% fue de artistas nacionales, pero sólo el 16,4% de los encuestados reveló que escuchó o accedió a música nacional por esta vía.

Está comprobado que las personas acceden mayoritariamente a la música por medio de la radio ya que ésta se puede oír mientras se trabaja, estudia, viaja, maneja, descansa, espera, en fin, en cualquier circunstancia.

Y si nuestra música no está presente adecuadamente en las emisoras del país, tampoco está presente en estos espacios que son hoy los momentos que permiten a la cultura penetrar, y así construir identidad en una nación.

Dicho lo anterior, es que cada vez se torna más urgente la búsqueda de medidas que permitan que nuestra cultura se difunda, y específicamente, la aprobación de esta ley que garantizará que a lo menos un 20% de las reproducciones musicales que la gente escucha a diario, sean interpretadas o creadas por chilenos.

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  • http://www.EmperorHorde.com/ JR Martínez Fuentes

    En la era digital, la queja de que “falta música chilena” es ridícula. Cualquier dispositivo móvil permite almacenar música y la gente escucha lo que quiere.

    Ante la consulta, la respuesta políticamente correcta aflora y los mismos que quieren “más cultura en la TV” dicen que les gustaría “tener una mayor presencia de artistas nacionales en las radios del país”.

    ¿Qué ocurre? Que en una burbuja de respuestas políticamente correctas un grupo de interés -la SCD- plantea demandas gremiales de los mismos de siempre, los invitados a todas las actividades de siempre.

    Tengo 38 años, hace más de 20 que compro música, pero los cassettes, CD y vinilos de chilenos que tengo no valen por la nacionalidad (por cierto, jamás han sido invitados a las cumbres de amigos de siempre). Ellos se dedican a hacer música, no a llorar.