Andrés Navarro, empresario creador de SONDA, al retirarse de su empresa exclamó, “la tecnología ha evolucionado más rápido que yo y me voy”. Me pareció similar al grito de 1810 en ciudad Dolores cuando Hidalgo arengó sus cuates a levantarse en armas contra los españolas.
La literatura nuestra del siglo XX me convenció que sólo el telegrafista de pueblo conocía como Wiki-leaks todo amorío y coqueteo de bellas núbiles del lugar con casaderos distantes mediante hilos inventados por Guglielmo Marconi. Llevaban en código Morse las galanterías y los imposibles arrumacos a tierras distantes y a marinerías en puertos más allá de la pleamar.
Gracias a Edward Snowden nos dimos cuenta. Nos espiaron todos los e-mails, los Linkedins, todos sus 500 facebooks y quizás cuanto círculo que les inmovilizaba. Nadie se libró, estamos y somos afectos públicos.
¿Les parece justo mi supuesto? ¿Cómo recuperar privacidad y la de todos?
No nos queda otra sino mandar cartas. Si algún inversionista árabe o hispano con tinca está al agüaite hay que privatizar Correos y Telégrafos de Chile.
Hay que adquirir acciones, re-alambrar el país, poner postes, invertir en sobres y estampillas, instalar buzones rojos, capacitar carteros en moto para re-inventar el «contacto humano».Re-establecer Western Union para llegar a todo el planeta.
Este texto va húmedo de tinta, no más mails, una advertencia inicial porque sonó Internet, desapareció Yahoo, prescribió Google, caducó Net-links y desapareció facebook.
Pobre Zuckerberg y así se arruina Silicon Valley. Nadie es profeta en su tierra. Lo re fraseo: en nuestra tierra, Chile, nadie es profeta. Ellos allá, tampoco.
No queda nada de la Web. Si deseamos comunicar nuestras pasiones más profundas, nuestros intereses más relevantes y nuestros amores con todo lo anterior, ya no podemos a la primera darle en el clavo al destinatario ni al marco familiar o social, eso se dispersó. Falló la del espacio virtual.
Un tema importante para los evolucionistas (intento ser uno) en el estudio del mundo, es que el destino último de todo es la extinción. Y la persistencia continuada sería la única medida válida del éxito.
En mi memoria exploro mi autenticidad y mi perseverancia en lo que he iniciado, descubro diversas conexiones interrumpidas a través de mi vida y enlazo con mis generaciones ancestrales, algo que no se ve pero existe en el espacio virtual de mi cerebro.
Hoy les envío la primicia, un anticipo –creo—realista (no-pesimista) y es divertido, si resulta, porque hoy sabemos que la tecnología de la Web se extinguió a sí misma.Ni los gobernantes podrán complotar. Acepto críticas.
Debido al infortunio de la Web las chicas gibadas ante sus i-phones habrán de mirar adelante, erguirse, dejar de oír tanto mensaje, quizás pensar en otras cosas porque no hay mal que por bien no venga.
En estas líneas sintetizo –hasta lo que sabemos– de las extinciones en nuestro planeta. Hubo cinco grandes extinciones después del Cámbrico hace 542 millones de años (Mya). La última ocurrió hace 85 Mya. Ahí les tocó a los Dinos, chau.
Ahora tenemos certeza de la 6ª extinción que es la nuestra, la que hacemos y estamos realizando cada día.
La habrán advertido/insinuado en mares y calles con petróleo en playas y nuestras basuras cubriendo cualquier terreno disponible, con parques y tierras fértiles tapados con plásticos y la gran oferta de los bosques incendiados. Los han visto sin olvido, ojalá no se rían.