Estamos prontos a celebrar un nuevo Día del Derecho del Autor y la Propiedad Intelectual en nuestro país, fecha en la que cobran fuerza dos preguntas cruciales:¿por qué respetamos el derecho de los autores? y ¿por qué debemos incentivar ese mismo respeto en toda la sociedad?
Partamos de la base que el Derecho de Autor es un Derecho Humano, constatado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que en su artículo 27 indica que “toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”.
Las creaciones artísticas generan cultura, y la cultura nos une y nos identifica, permitiendo generar espacios de convivencia social. En ese sentido, los autores desempeñan una actividad cultural imprescindible, cuyo impacto y beneficio se extienden a toda la humanidad. Estas características no se pueden desconocer, y debieran ser promovidas por toda la sociedad.
Desde el ámbito de la música -área en la que como SCD hemos trabajado por 26 años- creemos que la difusión cultural no puede existir sin obras y las obras, musicales en este caso, no existen sin los creadores. Y el respeto hacia su trabajo se traduce de diversas maneras, como en la garantía de obtener el justo beneficio económico como resultado de la difusión de ellas, tanto en los medios de comunicación como en los distintos espacios públicos que incluyan a la música como parte de su quehacer.
Creemos que no se puede concebir el desarrollo cultural de una nación, sin la conservación y protección de las obras que permiten este crecimiento y –por ende- de los autores que las crean. Esto es un rasgo que estimamos vital mantener en la conversación a nivel país y, por supuesto, se debe considerar en las discusiones de políticas públicas que involucran a la cultura.
Queremos que en Chile sigan surgiendo músicos, artistas, pero también queremos que estos mismos creadores lo puedan hacer en el marco de un sistema económico social que valore su trabajo y que retribuya su esfuerzo creativo.
“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”, dice la Declaración de Derechos Humanos.
Creemos firmemente en esta premisa, considerando siempre que ese progreso y esa vida cultural, son imposibles sin los creadores. Debemos ser capaces de incorporar esta reflexión a nuestro quehacer, y generar las condiciones para que –como sociedad- podamos contar cada vez con más autores y, por ende, con más cultura.