Murieron los jóvenes brigadistas, y se declaró duelo nacional.
¿Héroes? ¿Víctimas del “terrorismo”? ¿Sólo errores humanos? ¿Mal equipados? ¿Mal entrenados?¿Mal liderados? ¿Mal pagados?
¿Cuál es el sentido de sus muertes?
El sentido vive en los relatos.
Cuando se guarda silencio por los jóvenes que hoy viven para siempre con los espíritus de los bosques, algunas tardes calurosas de verano los podrás ver fulgurando, como cometas llenos de sol, buscando una salida que nunca encontraron.
Así se despidieron, salvando a los árboles, y sus cuerpos volvieron a la naturaleza, y bailarán en un homenaje a la vida, con el rocío de las mañanas.
Ya no son más que “historias de árboles”.
Y vivirán en “veranos que no son veranos”.
(En incendios intencionados no intencionados intencionalmente).
Y vivirán en las palabras amorosas de sus familias del dolor.
Pero, “Cuando las amadas palabras cotidianas pierden su sentido…”, hoy como las antenas quieren ser palmeras, las dictaduras quieren ser “regímenes militares”.
Y la presidente Cristina K., no tenía cáncer, y ya está bien, y de cancerosa y futura sobreviviente, pasó a sana, no cancerosa operada, sin tiroides para siempre.
Y mientras el Papa declara “La civilización occidental parece haber perdido la orientación, navega sin brújula”, el historiador británico Eric Hobsbawm declara “Lo sucedido el 2011 me recuerda la revolución de 1848 en Francia…Las movilizaciones más efectivas hoy son las que empiezan con una clase media moderna…Lo que une a las protestas es un descontento común y una fuerza de movilización comunes…”
La palabra, ¿sólo habla?
“Cuando las amadas palabras cotidianas/pierden su sentido/…Y la cruel blancura de la eternidad/hace que la luz huya de sí misma/…El silencio nos revela el secreto/ que no queríamos escuchar”.
Sólo el sentido parece transformar la realidad.
Nota del autor.(Citas de poemas de Jorge Teillier y Elicura Chihuailaf).