23 oct 2011

Los muertos juzgan a los muertos

¿O juzgan al mundo?

“¡No disparen!”, fue la frase del dictador de Libia, Omar el Gadafi, en ese momento indefenso, antes de recibir un tiro en la nuca.

Y así murió su hijo Mutasim.

A-justiciados por la masa armada “revolucionaria”.

Convertidos en “cadáveres-trofeos”.

Como cien mil años atrás.

Hoy sus cerebros flotan hacia el sol, y sus almas cuelgan de fusiles y brazos rotos.

Como cien años atrás.

Los terroristas también mueren a-justiciados sin juicio por justicieros.

Parece ser un sino actual la justicia a-justiciada y justiciera.

Es la justicia conducida por los propios muertos que los ajusticiados a-justiciaron.

Sin consuelo alguno, en la desnudez.

En la más solitaria y,

Vergonzosa

Desnudez.

Y así se fugan la humanidad y la justicia, como dos muertos-vivientes, bailando sobre los cerdos, y los muertos calcinados por el sol.

Por un sol, que no quiere atardecer.

Se fugan bebiendo una rabia “que no quiere saber ya nada/de nubes y de árboles”.

Ni del canto de un grillo, al anochecer.

Es en los ojos muertos de los ajusticiados-justicieros,donde “…se marchitan los niños/…y canciones tristes/que no se pueden ya cantar”.

Es en los ojos muertos de los ajusticiados-justicieros,donde, se asesina la justicia, y se marchita la humanidad.

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