Estuvo en Chile en 2009 invitado por Fundación Ciencia y Evolución, apareció con un lleno en CASAPIEDRA y recorrió Chile hasta el canal de Beagle.
Lo invitó Álvaro Fisher celebrando el cumpleaños 200 de Mr. Charles Darwin.
No traía banda ni guitarra. Con admiración y gran respeto lo llamo “rockero” porque tiene la subyugante pinta de un Rock-Star con su cabellera ensortijada y dominio del escenario.
Para los que se inspiraron en el título, que me excusen: Pinker es profesor de Psicología en Harvard y un maestro experto en lenguaje, cerebro, civilización y un cuantuay del ser humano.
Esta semana publica un artículo en la revista Nature titulado “Domesticando el demonio que llevamos dentro”, donde desarrolla su visión del mundo actual con menos violencia, más cordura y empatía comparado con tiempos anteriores.
No uso sus palabras para convencer al lector.
Pinker no es un pacifista; es un psicólogo social con los pies en la tierra dispuesto a demostrarles a los que creen que el siglo XX ha sido el más sangriento de la historia que eso es materia pasada, y un gran error mayúsculo.
Afirma que en Europa en el siglo XIV la tasa de homicidios era cercana a 40 muertes por cien mil habitantes/año; ahora,
a fines del siglo XX cayó a 1.3 decesos por igual número de personas/año.
Durante milenios la violencia en el planeta fue una costumbre ancestral marcada por sacrificios humanos, quema de brujas y herejes, esclavitud lícita cruel, deportes sangrientos, torturas y mutilaciones de castigo, ejecuciones sádicas (incinerar y fracturar en vida, crucificar, eviscerar, descuartizar, ensartar en la pica,) violencia conyugal, brutalidad a niños y ejecuciones por sospecha.
Todo lo cual ha desaparecido, por suerte o ¿algo explica esto?
Cree Steve Pinker que al descender del mono, nos ha tomado miles de años llegar a un grado de civilidad para no querer matar al vecino y despojarlo de sus bienes, mujer, hijos y posesiones, aunque hoy día nuestra imaginación esté llena de fantasías homicidas dispuestos a perpetrar violencias mientras no nos pillen.
La virtud de ser sociales nos tomó muchos años, concesiones, acuerdos y transacciones.
El lenguaje permite acuerdos, negociar antes de extirpar y dañar.
La violencia no tuvo un tiempo ni lugar de inicio. Estuvo desde nuestro origen; ningún tipo de violencia permaneció a nivel fijo durante la historia. Cualquier causa de violencia nunca tuvo la urgencia del hambre, el sexo o el sueño. ¿Nos hemos vuelto más sociables?
Sí, según Pinker; consecuencia de habernos aplicado a ser más sabios o inteligentes. Haber acumulado conocimientos y mayor “capacidad” intelectual.
No ha sido casual; es producto del aprendizaje en casa y en la educación [ojo Chile].
Pinker cuenta: un filósofo neozelandés y útil, James Flynn descubrió que las empresas que elaboran y venden las temidas pruebas de Coeficiente Intelectual (CI) habían ido normalizando los puntajes año tras año porque los resultados eran cada vez mejores.
Al revisar puntajes: si un muchacho adolescente de hoy, en teoría, se trasladara al año 1910 obtendría un CI de 130; igual, si uno del año 1910 se moviera al hoy su CI apenas sería de 70 puntos.
Entre otras ventajas como alimentación, vivir en ciudad y conectividad, estamos más informados y parece que no creemos en tonterías.
En la población a que se refiere el autor, ésta tiene un mayor vocabulario, algo más de aritmética y establecen relaciones de analogías: “el pájaro es al huevo, como el árbol a…”
Vivir en sociedad sin molestar a vecinos sería por empatía para ser más amistosos, simpáticos o similares.
Un supuesto: “Si tú no me haces nada que me duela, yo no te haré nada que te pueda doler”.
En la población que refiere Pinker los niños han logrado distinguir que los seres de piel negra son buenos y malos, igual que los de piel blanca son buenos y malos. El color de la piel se ha disociado de la supuesta maldad contenida anterior.
Lo importante para nosotros, lectores y autor, ¿con nuestras diferencias de cuna, barrio, colegio, religión, vestimenta, peinado y lenguaje no discriminamos al otro?
La vergonzosa experiencia del domingo con colo-colinos en Las Condes ¿puede constituir enseñanza?
Y ojo, los carabineros fueron mandados.