Gobierno y oposición lidian hoy con un aumento drástico de la complejidad, en la sociedad y la cultura.
Más bien, es la política en general, la que no ha sido capaz de aumentar su complejidad, para poder sobrevivir en este entorno cada vez más turbulento y caótico.
Una función clave del sistema político, es la de agregar y articular los intereses de la ciudadanía otorgando sentido, es decir, reducir la complejidad.
Lo impredecible, lo inesperado, lo sorprendente, el aumento de la interconección y la interdependencia, el desacople de los comportamientos futuros con los del pasado, la importancia del azar, de lo excepcional, de lo pequeño por sobre los promedios anodinos, y la aparición cada vez más de los “cisnes negros”, desafían permanentemente la capacidad cognitiva y de gestión a las personas y organizaciones en este ámbito.
Fallan las herramientas analíticas tradicionales, debido a que los patrones que conectan los hechos en la realidad, y dan sentido, están en permanente cambio.
A iguales condiciones iniciales, distintos resultados.
Estos niveles de complejidad, según Gokce Sargut, y Rita Gunter, especialistas en estrategias y cambios estructurales en entornos volátiles, generan dos tipos de problemas básicos.
El primero es la presencia de “ consecuencias no buscadas”,donde pequeñas decisiones tiene efectos sorprendentes, debido a que los acontecimientos interactúan sin que nadie lo desee; la aparición de consecuencias no buscadas, debido a la suma de elementos individuales y de manera especial, (por la aplicación a los sucesos actuales políticos en el ámbito de la educación), cuando las políticas y los procedimientos se siguen manteniendo aún cuando la razón por la que fueron creados están obsoletas, como pueden ser leyes e instituciones con sus estructuras y formas de actuar.
Habría que agregar la importancia actual de las redes sociales, en generar y amplificar estos fenómenos.
El segundo problema está dado por “la imposibilidad de un tomador de decisiones, de percibir un sistema complejo es su totalidad”.
Las causas serían el uso sólo de un punto de vista y paradigma; el enfoque en una sola cosa, que impide que veamos otras (“ceguera distractiva”) y no considerar, los acontecimientos atípicos particulares de baja frecuencia, pero de importancia capital.
Las soluciones para resolver estos problemas, son también complejas.
Por lo pronto,la información predictiva, debería considerar los datos de los hechos del pasado, los del presente, y también sobre la dirección que podrían tomar las cosas en el futuro, haciendo uso de “historias y situaciones hipotéticas”, y “evitando pronósticos precisos”, lo que implica una alta tolerancia a la incertidumbre.
Respecto a los escenarios de futuro, según Philip Kotler, o se identifican futuros alternativos descritos entre pocos escenarios distintos (máximo 4 ó 5) o se identifican una gama de futuros posibles con un número limitado de variables claves, para visualizar probabilidades de ocurrencia.
Para lograr lo anterior, debiera además precisarse claramente a los afectados y afectantes interesados, trazarse un mapa con tendencias básicas y las turbulencias caóticas consiguientes, identificarse las incertidumbres claves que puedan llevar al caos, definirse y evaluar 3 o 4 escenarios claves, y establecer las líneas de convergencia hacia escenarios de decisión.
Finalmente, es importante recalcar la importancia de sistemas de detección temprana de las turbulencias, donde el pensamiento intuitivo cobra especial relevancia, el esfuerzo permanente para descubrir y/o otorgar sentido a la realidad presente, pasada, y futura, y así comprenderla y entenderla, y por último, rediseñarse de manera de poder cambiar, en la medida en que cada hecho o realidad, cambia en relación a las demás.
El problema final, creo, es que si todo cambia permanentemente, finalmente, nada cambia.