Ayer la ciudadanía comenzó el debate sobre la necesidad de implementar o no un Ministerio de Cultura en remplazo del actual Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
El debate es convocado por UNA, Unión Nacional de Artistas y Adcultura, Asociación de Gestores Culturales y es convocado a propósito del anuncio que el 21 de Mayo el Presidente de la República hiciera en relación a la implementación de un Ministerio.
Durante el debate, el Directorio Nacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes manifestó que hasta el momento no se les ha presentado proyecto alguno acerca de anuncio presidencial, que por lo demás modificaría la existencia del propio Directorio Nacional.
Tampoco los consejos regionales, consultivos y sectoriales, órganos que justamente cumplen la labor de representar, han sido consultados o informados sobre una medida que cambiará sustancialmente la lógica y el diseño de la institucionalidad.
El Ministro presentó un detallado Power Point técnico que evidenciaba en gráficos la situación actual de la institucionalidad cultural y que fundamentaba la necesidad de un Ministerio. Sin embargo no se expuso el modelo de Ministerio.
Agustín Squella en el debate de ayer nos advirtió sobre el mayor riesgo que tal vez un Ministerio puede implicar: su inevitable estructura vertical.
En tiempos en que las calles están tomadas por movimientos sociales que demandan mayor horizontalidad en las relaciones entre la política y los ciudadanos, en tiempos en que el país está sumido en una crisis de credibilidad hacia autoridades y partidos políticos, parece incomprensible que la mejor carta del Estado sea proponer un modelo vertical para la cultura.
El 1 de Septiembre se inauguró la 8va Convención Nacional de Cultura, espacio que reúne una vez al año a todos los consejeros de cultura, autoridades y representantes del mundo cultural.
Como todos saben recién inaugurada tuvo que suspenderse por los hechos ocurridos en Juan Fernández.
En dicho encuentro estaba estipulada la entrega a los asistentes de la “Política Cultural 2011-2015”.
A la fecha aún no han entregado dicho documento. Se comprende que el evento no haya cumplido sus objetivos debido a su suspensión, lo que no se comprende es que se haya producido un especie de congelamiento de las acciones.
En definitiva, sabemos que existe un proyecto de Ministerio, y sabemos que existen las políticas públicas que configurarán el quehacer cultural de nuestros próximos 4 o 5 años. Pero no conocemos, ni el proyecto del Ministerio, ni las “Políticas Publicas 2011-2015”
Esto es justamente lo contrario a “participación ciudadana”.