He oído decir que en la isla Juan Fernández, cuando comienza septiembre, y sopla el viento enfurecido, entre las nubes grises y azules, puede verse aparecer un avión, que después de sobrevolarla dos veces, desaparece detrás de un pequeño cerro.
He oído decir también, que los pescadores se santiguan, y miran entonces el mar y la muerte, con temor.
He oído decir, que en medio de la oscuridad, pueden distinguirse veinte y un figuras, que emergen espectrales, y caminan sin hundirse en el mar.
He oído, que si la luna ilumina la playa, se les puede ver corriendo sin huellas y alborozados, sobre la espuma de los viajes de nunca jamás.
He oído que esas noches, en aquellas noches, uno de ellos se echa a la mar en el velero de la esperanza.
Que otro aparece sonriente, junto a unas mujeres vestidas de eternidad, también en esas mañanas de aquellas, pero sólo en los televisores de estrellas, luminosamente apagados.
Que algunas les susurran poesías a los niños, con el lenguaje de los sueños.
Que uno entre carcajadas, filma siempre el infinito.
Que un hombre y una mujer sólo caminan tomados de la mano mirando las olas terribles, de una mar también terrible.
Que quienes piloteaban el avión, solo miran fijo las estrellas.
He oído, que entre las flores de primavera, viaja la muerte.
He oído, que ninguno tuvo tiempo de llorar.
He oído historias de vuelos terribles, de vuelos de amor.
He oído historias sobre un avión que vuela sin nunca aterrizar.
He oído historias de aviones que aterrizan en la nada.
He oído historias de vientos que botan aviones y de aviones que detienen el tiempo.
He oído que viajan por un camino que todos recorrerán.
He oído que siguen volando.
Donde se dirigen las nubes.
Se abrieron las flores.
Hoy sopla el viento.
Océanos que se secan.
Campos de espuma roja.
Calla furiosa la pena.
Sólo canta el silencio, en la isla de los muertos-vivos.
De los vivos-muertos al amanecer.
Gritaron a coro:
“El cielo de madrugada.¿Es esto la realidad?”
(En el avión privado, de Dios).
Un saludo afectuoso para todos los que lloran el dolor, y la esperanza de eternidad.