Hace unos días, representantes del Magisterio de Ñuñoa nos reunimos con el alcalde Andrés Zarhi, en un encuentro inédito entre las partes. “No tengo nada que ofrecerles, hay puras deudas en este municipio”, señaló en esa oportunidad el ex concejal. La realidad pudo más. Tanto así, que Zarhi debió retroceder de su posición inicial de no auditar la gestión financiera de su antecesor, Pedro Sabat, y accedió, a la solicitud de los representantes de la Nueva Mayoría,para poner en tabla la contratación de una Auditoría Externa.
Con el voto favorable del concejal de RN, Víctor Caro, podrán ser revisados los últimos dos períodos del renunciado edil, quien hoy se concentra en obtener un cupo para competir por un escaño en el parlamento.
Sin duda, la aprobación de este arqueo de las finanzas municipales tiene un gran significado: permitirá conocer el deterioro real de la billetera del Municipio de Ñuñoa, pero también será la primera vez, en casi dos décadas de administración de la derecha, que podremos enterarnos de los detalles de la gestión financiera de Pedro Sabat.
Según la Ley N° 18.695 Orgánica Constitucional de Municipalidades, el Concejo tiene la facultad de realizar dos tipos de auditorías, financiera o al Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), para lo cual debe ser aprobada por mayoría de sus integrantes, pudiendo llevarse a cabo sólo una vez en el año. Debe contratarse por medio del alcalde, representante legal del municipio, y con cargo al Presupuesto Municipal.
Más allá de estas formalidades, lo más importante, a mi modo de ver, es que los informes finales deben ser de conocimiento público. De esta forma, esperamos que sea posible esclarecer hechos que, es cierto, no pasan de ser rumores, ya que no contamos con documentos que permitan probarlo.
Por ejemplo, que las luminarias led instaladas en Ñuñoa son unas tres veces más caras de las compradas en el resto de las comunas; que el gasto total que ha significado la llamada “clínica de Ñuñoa” alcanza para construir cinco consultorios equipados; que se deben 900 millones de pesos a Chilectra y otros 500 a la empresa que construye la misma clínica.
En el Concejo del pasado martes 10 de noviembre, Andrés Zarhi señaló que los informes elaborados en el municipio hablan de una cifra cercana a los 2500 millones de pesos de déficit.
Un punto que afecta al patrimonio municipal, según establece la ley, son las multas cursadas en favor del municipio. Durante el invierno de 2014, recibí correos electrónicos y mensajes de redes sociales de vecinos y vecinas de distintos sectores, señalando llevar varios días, incluso semanas sin luz en las calles. En julio del año pasado expuse el tema en Concejo Municipal, pero debí ingresar un documento formal, el Ordinario N° 15, para recibir una respuesta, por cierto, insuficiente.
En el verano de 2012, antes del actual período, la empresa Chilectra se adjudicó el suministro y mantención del alumbrado público de la comuna, estableciéndose en el contrato la aplicación de multas desde las 12 horas por puntos en mal estado o sin suministro de energía. Vecinos señalaban llevar semanas sin luz en sus calles, aumentando su sensación de inseguridad. Las multas jamás fueron aplicadas, sin dar el ex edil ninguna explicación.
Otro de los elementos importantes a la hora de auditar la gestión financiera de Pedro Sabat en Ñuñoa, tiene que ver con la cuantiosa suma de dinero invertida en el fallido proyecto de clínica, que hasta hoy suma 11 mil millones de pesos. Edificio que terminó albergando un CESFAM y la urgencia comunal. De allí el nombre con que el inmueble se ha hecho tristemente famoso, “elefante blanco de Ñuñoa”.
En relación al presupuesto de salud, este 2015 será la segunda vez que el municipio cumpla con lo exigido por la Ley 19.378 Estatuto de Atención Primaria, y entregue a la autoridad respectiva, el Servicio de Salud Metropolitano Oriente, su Plan de Salud Comunal, que debe presentarse anualmente para ser sancionado por el Concejo Municipal. Sólo después que con el equipo de trabajo de la concejalía que encabezo, presentáramos un requerimiento ante la Contraloría General de la República para revisar esta grave falta, este documento fue entregado. Hasta entonces, el presupuesto de salud fue una incógnita, ya que esta área está delegada a una Corporación Municipal.
El trasparentar la gestión financiera de Pedro Sabat, tiene sin duda un valor más cualitativo que el necesario arqueo de cifras.
Se trata de devolver a la ciudadanía su derecho a contar con información –primero que todo- y que ésta sea veraz y oportuna. Al mismo tiempo, reconoce al Concejo Municipal su real dimensión fiscalizadora y de representación de la comunidad. En definitiva, un paso más hacia la puesta en valor de la democracia en Ñuñoa.