La semana recién pasada, los concejales de Estación Central recibimos una preocupante noticia: en la sesión ordinaria del concejo Municipal que se realizará este martes 05 de mayo, la alcaldía resolvió poner en tabla y nos convoca a tomar decisión sobre el destino de uno de los pocos bienes municipales que aún tenemos, sobre la “Aprobación de Enajenación del Terminal de Buses en programa de adecuación del patrimonio municipal”.
El alcalde Estación Central, Rodrigo Delgado (UDI), sin mediar entrega de antecedentes, nos ha convocado a que seamos partícipe de una venta que despojará a los centralinos de algo que es nuestro, que nos otorga identidad y sentido de pertenencia.Todo esto se realiza a espaldas de quienes son los verdaderos dueños, los vecinos y vecinas de Estación Central, un mínimo ejercicio democrático implicaría el concurso previo de quienes habitamos el espacio común.
Esta actitud refleja y deja de manifiesto el nulo interés por ampliar los espacios de participación democrática que con tanta fuerza y razón reclama la comunidad, con este tipo de medidas sólo profundizamos el desprestigio y la falta de credibilidad hacia quienes estamos llamados a defender los intereses y proteger el buen vivir de nuestros vecinos y vecinas, ellos han depositado su confianza cediendo soberanía en nosotros.
No estoy ni estaré disponible para avalar iniciativas que se orienten en la dirección de despojar y mutilar el patrimonio colectivo de Estación Central, ante esta disyuntiva la respuesta será siempre sólo una y clara: el más rotundo rechazo a la venta del patrimonio municipal a manos de privados que no han sido capaces de garantizar una relación armónica y sustentable, obteniendo sus utilidades a costa de la calidad de vida de nuestros vecinos que históricamente han cargado en sus espaldas las externalidades negativas que estos suculentos negocios significan.
La desregulación existente en nuestra comuna es inmensa. Desde el año 2000 que es gobernada por la derecha, sometiéndola a irregularidades y abandono permanente, sin que exista una planificación adecuada, menos aún han estado garantizados los canales y mecanismos que signifiquen participación e inclusión de la ciudadanía en la toma de decisiones importantes.
Y para muestra, un botón: Estación Central desde el año 2010 no cuenta con el Plan de Desarrollo Comunal (PLADECO), instrumento estratégico de planificación que es la carta de navegación de toda gestión comunal, y no tenemos todavía un instrumento de planificación territorial propio, un Plano Regulador Comunal, permitiendo de esta forma la especulación inmobiliaria que afecta negativamente la calidad de vida de los vecinos y vecinas de la comuna.
Es por este tipo de deficiencias, escasez y desactualización de instrumentos para la gestión y administración municipal, que se permiten proponer vender el patrimonio municipal a privados, porque no existe la idea, ni el objetivo de la comuna que necesitamos y queremos las y los centralinos y porque la concepción ideológica de la actual administración comunal es el despojo de lo colectivo y la supremacía del mercado, con la consecuencia propia de acumulación y concentración de recursos en una pocas manos en desmedro de las voluntades y necesidades mayoritarias de la población.
Lo que llama poderosamente la atención es la celeridad con que se ha puesto en tabla esta discusión; como autoridades, debemos ser serios y estar a la altura de las circunstancias, esto implica tener todos los antecedentes a la vista para tomar la mejor decisión posible, cosa que no ocurre en este caso.
Podríamos especular mucho respecto a los reales motivos que hay detrás de esta venta lo cierto es que el terminal de buses permanece entregado en un contrato de concesión hasta el año 2016. ¿Cuál es el apuro?
La eventual aprobación podría estar dentro de los márgenes de la legalidad que nos rige, pero en ningún caso podríamos catalogarla de legítima, toda vez que se trata de un patrimonio comunal, propiedad de todos y todas que por lo demás le confiere identidad y sentido de pertenencia a Estación Central, este hecho por sí solo demanda a lo menos consultar con todas y todos los que vivimos y habitamos en la comuna, democracia participativa y vinculante es la mínima aspiración democrática que demandamos.