Recientemente fuimos invitados por un grupo de vecinos que están muy molestos con el alcalde Francisco dela Maza para que conociera una “intervención” en el mobiliario urbano dela Avenida GertrudisEcheñique, vía localizada en el sector El Golf Sur de esa comuna de la zona oriente de la megalópolis de Santiago.
Como lo observado, en nuestra opinión, se considera de interés público, sucintamente relataremos el vía crucis que está viviendo esa comunidad de residentes.
Esos vecinos han reclamado airadamente al municipio haciendo prevalecer sus derechos urbanos adquiridos ante una equivocada decisión del alcalde. En efecto, aquellos compatriotas están intentando preservar el estilo dela Avenida GertrudisEcheñique, vía muy bien lograda desde el punto de vista urbanístico gracias a una inteligente remodelación ejecutada en el período en que Carlos Larrain, hoy presidente de RN, ejerció como alcalde.
Esta vía que cuenta con 2 pistas por lado, separadas por un verde bandejón central, se localiza entre las Avenidas Apoquindo y Presidente Errázuriz, destacándose que una parte de la vía y sus sectores urbanos adyacentes, a partir de la calle Renato Sánchez al sur, hasta la avenida Presidente Errázuriz, están debidamente protegidos por el propio Plan Regulador Comunal de Las Condes bajo la figura de “Zona de Conservación Histórica”.
Los residentes objetan el discrecional y reciente retiro de 86 tradicionales faroles emplazados en medio de ambas platabandas de esa avenida, los cuales fueron reemplazados por unos modernos y altísimos faroles cuyas fuertes emisiones luminosas en la noche ocasionan perjuicios permanentes a los vecinos que residen en las casas y edificios que enfrentan esa vialidad. Es más, para posibilitarse la instalación de los mismos ha sido forzoso eliminar abundante follaje de los árboles plantados en el espacio público.
Ni los vecinos afectados ni quien suscribe esta columna no sabemos si para este inconsulto y antojadizo cambio en el equipamiento de ese barrio hubo una licitación pública como tampoco se conoce el nombre de la empresa que se vio favorecida con esta operación comercial, cuyo monto también se desconoce.
Así las cosas entonces es necesario transparentar tales actuaciones mercantiles para que todos estemos al tanto de su extraña motivación y en tal sentido entendemos que el alcalde a la brevedad, cumpliendo con su deber de apego a la probidad y transparencia de sus actos, dará debida cuenta pública de ello.
Además esta acción unilateral del alcalde, es decir, sin consulta previa a los vecinos, que genera una molesta contaminación lumínica a sus mandantes, significó la vulneración flagrante dela Ley Nº 20.500 que establece el derecho que tienen las personas para participar en los distintos espacios de la gestión pública. Esta ley está vigente desde hace un poco más de un año y lo que busca es acercar a los gobiernos locales y a los servicios de la administración central a la ciudadanía, con lo cual se hace posible mejorar en los hechos el sistema democrático que nos rige.
Por lo anterior y en esto estamos seguros que interpretamos fielmente a los irritados vecinos, interpelamos públicamente con convicción y respeto al conocido alcalde UDI para que, a la brevedad, ordene la restitución en sus lugares originales de los faroles de altura media que cumplían a cabalidad su cometido. Él, como máxima autoridad municipal, sabrá darle el mejor uso en los espacios verdes comunales a los nuevos y espigados reflectores que están ocasionando tantos perjuicios en la calidad de vida de los vecinos de este sector de su comuna.
Si no fuera así y se intentara producir un nuevo hecho irregular consumado, de los miles que se conocen en el ámbito de la ciudad, esperaríamos que Carlos Larrain, el otrora alcalde que ordenó el excelente rediseño dela Avenida GertrudisEcheñique, ejerza sus influencias políticas para que reine una sana convivencia en ese sector de alto valor urbanístico.
De la Maza y Larraín son distinguidos actores del establishment y ambos políticamente forman parte de la derecha que en 4 años más desea recuperar el gobierno, de tal forma que en aras de satisfacer las legítimas demandas de sus votantes, avizoramos una solución definitiva.