Hace unos años hablar de los Community Managers (CM) era burlarse de un grupo de personas que “vendían humo”, como se dice. Me explico, vender humo es una expresión que se usa para clasificar – de forma coloquial y entre los entendidos del tema – a todo lo que se hace entorno a las Redes Sociales, tanto del área del marketing digital, como desde el punto periodístico. Pero hoy la historia es distinta, el mercado para este oficio se consolidó y a mi me tocó trabajar por un buen tiempo con ese bando.
Hace más de un año me avisaron que podía trabajar como Community Manager: estar a cargo de una marca, armar estrategia, publicar contenido en algunas plataformas (como Facebook, Twitter).
Básicamente ser la voz de la marca en la web. Claro, como soy periodista digital de formación, pensé “Ok, hay conocimiento y experiencia, porque soy usuario”. Grave error, era mucho más.
La responsabilidad de la persona que está detrás de una marca, empresa o que represente cualquier nombre que no sea el suyo es delicado. Comunicar, procesar, atención al cliente y armar un simple concurso por entradas implica trabajo.
Estos procesos hoy son 100% profesionales y detrás de cada tweet hay una historia y la bendita aprobación, porque no sólo las empresas trabajan con externos, también participan del proceso de acción.
El CM es hoy un rol en crecimiento constante, porque los cambios están a la orden del día. Cada vez que Facebook o Twitter cambia sus políticas de marketing, es un desafío nuevo para cada CM que necesita estar al tanto. Es un mundo nuevo que no para de conquistar marcas.
Y se los digo de manera simple, antes era primordial tener una gigantografía para llamar la atención, hoy una comunicación fluida y entretenida en Redes Sociales marca la diferencia, no sólo porque es más barato, también porque es masivo, inmediato y efectivo.
Así que ya saben, no es sólo tuitear o postear en Facebook, el mercado de la generación de contenido en línea tiene detrás a pacientes individuos que tratan de conquistar sus corazones con una estrategia bajo la manga.
Horas y horas para decidir qué campaña implementar, cómo saludarlos, y seducirlos a través de internet.