En medio del debate sobre HidroAysén y la legislación sobre postnatal impulsada por el gobierno, hay muchos hechos, en especial de carácter internacional que pasan desapercibidos, pero que no por ello han de ser ignorados o relegados en el debate público.
Así como en una columna anterior – “La Maldita Primavera” – me he referido a la represión del gobierno de Siria a sus ciudadanos que exigen democracia y libertad, y que a la fecha según organismos de derechos humanos ya han costado la vida a casi un millar de civiles, debemos también mantener la atención en lo que ocurre en Irán.
Coincidentemente en estos días visita Chile una delegación de miembros del Parlamento Iraní quienes entre sus actividades se reunirán con el Presidente de la Cámara de Diputados, con la Comisión de Relaciones Exteriores de la misma, y con el denominado grupo de amistad parlamentaria Chileno – Iraní.
Lo anterior constituye una inmejorable oportunidad para representarle a estos emisarios del régimen iraní algunas de las numerosas actuaciones de su gobierno que repugnan profundamente a países democráticos como el nuestro. Las siguientes son algunas de estas situaciones:
1) La negación histórica del Holocausto judío, por parte del gobierno de Irán.
2) Los reiterados llamados del Presidente iraní Ahmadineyad, a “borrar del mapa al Estado de Israel” refrendado por el Ayatollah Ali Khameini quien ha dicho que “sólo cabe una solución al problema del medio oriente, la aniquilación y destrucción completa del estado judío”. Es decir, Irán no sólo niega la existencia del Holocausto judío, sino que derechamente incita nuevamente al genocidio en abierta vulneración de la ‘Convención para la Prevención y Sanción del delito de Genocidio’ que en su artículo III c) expresamente castiga “la instigación directa y pública a cometer Genocidio”.
3) El desafiante programa nuclear de Irán. Como es sabido, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha impuesto severas sanciones –que son ignoradas- al régimen iraní por el desarrollo de un programa nuclear de carácter militar.
4) La negativa a entregar a la justicia argentina a funcionarios y ex funcionarios iraníes sindicados como responsables de los atentados terroristas a la mutual israelita AMIA y a la Embajada de Israel en Buenos Aires en los años 1992 y 1994. No está demás tener en cuenta que respecto de dichos imputados existe una orden de captura internacional dispuesta por INTERPOL.
5) El sistemático apoyo del gobierno Iraní a movimientos terroristas como son los casos del grupo Hezbollah en el Líbano y Hamas en la Franja de Gaza.
6) La discriminación a los derechos de las mujeres en Irán. Como se recordará, poco tiempo atrás causo consternación mundial la condena a muerte por lapidación de una mujer iraní, madre de 2 hijos, que fue acusada de adulterio, Sakineh Mohammadi Ashtiani.
7) El masivo uso de la pena de muerte. Según informó a finales de abril Amnistía Internacional, desde comienzos de este año al menos 135 personas han sido ejecutadas, 11 de ellas en público. Más aún, Irán es uno de los pocos países que siguen aplicando la pena de muerte a menores de 18 años, algo prohibido por el derecho internacional.
8) El respaldo a la represión de las protestas sirias. Según se informa en el sitio Green Voice of Freedom, cercano al Movimiento Verde iraní, que lideró las protestas del año 2009 contra la reelección fraudulenta del presidente Ahmadinejad, una delegación de expertos en seguridad viajó de Teherán a Damasco hace dos semanas para compartir su savoir faire con la contraparte siria.
Así, nuestros parlamentarios tienen una oportunidad única. Chile debe dar una clara señal a los visitantes iraníes que actuaciones como las descritas son inaceptables para la comunidad internacional. Se debe actuar con consistencia frente a los peligros del odio, el fanatismo, y la discriminación. Cualquier otra actitud condescendiente con los abusos del régimen iraní, implicará legitimar los mismos, algo que no se puede aceptar.