El tema de actualidad es porqué se han desarrollado tal cantidad de manifestaciones ciudadanas y expresiones públicas de malestar que cubren los más distintos aspectos del quehacer diario.
La respuesta: un gobierno que no ha sido capaz hasta ahora de entregar solución a ninguno de los problemas que hizo que las personas votaran por un cambio o que él mismo relevó como promesas de campaña.
El gran tema de la (in) seguridad ciudadana prometido hasta la majadería que sería derrotada en este gobierno, hasta ahora no presenta cambios significativos, la ciudadanía se sabe hoy tan indemne al delito como lo estaba en los gobiernos anteriores.
Las protestas en la zona de Concepción, más bien enfrentamientos directos con las fuerzas policiales son la expresión de cansancio de pobladores que a dieciséis meses del terremoto no tienen solución a sus carencias.
La manifestación espontánea contra el sistema de transporte público, no hace sino reflejar una vez más que tampoco este gobierno sabe como enfrentar este descalabro.
La ilusión sembrada de que Piñera sí sabía como hacer bien las cosas, se ha desvanecido simplemente por el cúmulo de errores en nombramientos, conflictos de intereses, malas decisiones administrativas, acciones irregulares que investiga la justicia como los casos Kodama y Octava Región.
Antes de cumplir un tercio del mandato este gobierno se demuestra menos apto para gobernar que cualquiera de los gobiernos anteriores luego de la vuelta a la democracia, la ciudadanía apostó a que todos esos problemas heredados tuvieran ahora una correcta definición e implementación de soluciones. No ha sido así.
La falta de preparación adecuada para enfrentar temas nuevos que son producto de las dinámicas sociales internas y externas, como son las movilizaciones, en educación, las demandas de protección al medio ambiente, la apertura hacia la diversidad, ha aumentado la sensación de inestabilidad que hoy nos domina.
Ningún gobierno puede instalarse suponiendo que sólo deberá hacer un poco mejor lo que ya sus antecesores han venido realizando y que lo nuevo será cumplir con las propuestas de campaña y que el mundo y por lo tanto su país no enfrentará nuevos desafíos que no se manifiestan al inicio…
Cuánto ha costado entender que el mundo social hoy es un actor con el cual hay que relacionarse y compartir problemas y soluciones, que la política de los acuerdos ya no sólo debe incluir a distintos sectores políticos sino que la comunidad se ha empoderado lo suficiente como para exigir una parte de la mesa.
¿Podrá la derecha acostumbrada a mandar y no a escuchar liderar esta nueva etapa?
El Presidente ha llamado a la oposición a ser parte de la solución y no del problema, tengo la impresión que ese deseo ha sido superado, hoy día todos son parte del problema y por lo tanto todos deben ser parte de la solución.
La solución no se trabaja con unos sin el concurso de los otros.