Regalamos el primer tiempo. Sufriendo los problemas de siempre cuando el rival nos presiona la salida.
Regalamos los tiros libres en contra, donde otra vez pagamos las consecuencias de los pelotazos cruzados y la falta de estatura.
Regalamos la increíble reacción del segundo tiempo, cuando Jorge Valdivia hizo jugar a todo el equipo, porque cuando hubo que marcar diferencias en el arco otra vez sufrimos la falta de contundencia.
Regalamos los minutos finales porque Farías metió bien los cambios. Seijas se pegó como estampilla al Mago y Rondón –solo en ofensiva- se dio maña para complicar a un fondo muy regalado. Y en los últimos instantes se intentó sólo con pelotazos que perdiéramos siempre y que terminaron por facilitar el trabajo defensivo de los llaneros.
Regalamos la clasificación porque nos encontramos con un equipo que no cometió errores y que, como todos los que clasificaron, tuvo un arquero que los salvó cuando todo fallaba, a diferencia nuestra.
En suma, y con todo el respeto que me merecen los venezolanos y su selección más brillante de la historia, este partido lo perdió Chile, que repitió los mismos errores que han impedido que esta selección materialice todo los que promete.
Perdimos, en suma, con justicia. Con un rival que respondió a la tendencia muy marcada de este certamen: ganan los que esperan, los que se defienden, los que especulan.
Brasil tuvo diez oportunidades de gol, pero se desinfló en los penales y cedió ante Paraguay.
Colombia debió ganarle en los noventa a Perú, pero los de Markarián cobraron en el alargue.
Argentina tuvo a los pelotazos a Uruguay, pero los charrúas pusieron la historia y establecieron la diferencia.
En esta pasada, los que llevaron el peso ofensivo y tuvieron la pelota sucumbieron. Pagaron el precio. Regalaron buena parte de su opción.
Le pasó a Chile, que deberá replantearse sus problemas defensivos y buscar variantes para equilibrar su planteamiento, que es el adecuado y el que corresponde a las convicciones ofensivas de Borghi. Porque el camino al 2014, ya está claro, viene muy duro.