“Porque de la indignación nace la voluntad de compromiso con la historia. De la indignación nació la Resistencia contra el nazismo y de la indignación tiene que salir hoy la resistencia contra la dictadura de los mercados”. (José Luis Sampedro)
La mecha se encendió con la presentación en Madrid y Barcelona del insurrecto opúsculo y fenómeno editorial, Indignáos, obra del nonagenario ex miembro de la resistencia francesa y ex diplomático y filósofo Stéfane Hessel, que tiene la “gracia” de haber sobrevivido a las torturas de la Gestapo y los campos de exterminio nazi, y de haber sido más tarde uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.
El prólogo de la versión en castellano de este brillante libraco estuvo, junto a su presentación, a cargo de otro de los “muchachos de antes”, José Luis Sampedro, un lúcido y versátil intelectual (economista y filósofo) catalán. Quién, en la presentación, no dejó títere con cabeza.Junto con recordar la ignominiosa dictadura franquista, aprovechó para fustigar la oprobiosa dictadura del capital financiero global y sus espurios adláteres (banqueros, especuladores, paraísos fiscales), al imperialismo incruento y su política exterior, al orden democrático tradicional y sus alicaídas y claudicantes instituciones.
Concluyendo esta genuina performance con una lapidaria sentencia: “El terrorismo no es la vía adecuada contra el totalitarismo actual, más sofisticado que el de los bombarderos nazis. Hoy se trata de no sucumbir bajo el huracán destructor del “siempre más”, del consumismo voraz y de la distracción mediática mientras nos aplican los recortes”.
La flama se deslizó por un verdadero reguero de pólvora a una velocidad impresionante, claramente avivado por una serie de hechos francamente excepcionales como las “revueltas árabe”, la “revolución islandesa” y su reforma constitucional (y encarcelamiento de los culpables de la crisis) Wikileaks y las redes sociales.
Era el hastío y la impotencia de un ingente despertar social y su ataque frontal y decidido a la “partidocracia” (en alusión directa al PP y al PSOE) y a la banca“, que se abrió paso a partir del oprobioso estado de la situación.
A priori la # spanisherevolution es un movimiento social visibilizado como el “15-M”, en nombre de la bullada e histórica manifestación, al margen de los partidos, del reciente 15 de mayo, que sacó a millares de personas a protestar en las calles de todo el país, liderado por la plataforma “Democracia real ya” (dry, pronunciado en inglés) junto a otros desconocidos e improvisados colectivos. Un espontáneo, ingenuo(por no decir derechamente amorfo), pacífico -aunque sonoro y bullado- movimiento cocinado al “borde” (elastizado)del sistema (no fuera de él) justo para rematar las elecciones.
Insatisfechos, contestatarios, ciberactivistas, okupas, anarquistas, ultras, etcétera, atrajeron toda la atención de los medios de comunicación de masas y arrebataron, hasta cierto punto, la escasa atención que la ciudadanía le prestaba a estas elecciones y a la política. Realmente, le aguaron la fiesta al electoralismo.
La mejor prueba de lo variopinto de este movimiento son sus relatos, la narrativa propia del sentido común plasmada en su vistosa y artesanal carteleria. Los hay ingeniosos e idealistas al más puro estilo original y lúcido de los muros del París ’68,“Rebeldes sin casa”, pasando por un desconcertante y rotundo fascismo retórico,“¡No a la Democracia, No a los partidos, No a los sindicatos!”.
También, hay de los que con un inusual sentido de realismo político claman por una revolución ética y valórica. Cuestionan, de paso, el neoliberalismo y la escandalosa acumulación de poder, los excesivos sueldos de banqueros y ejecutivos, la dictadura de la partidocracia incapaz de ofrecer soluciones y un relato atractivo e impregnado, francamente, de dirigentes in-deseables.
No por nada Sanpedro ha dicho que “¿de verdad estamos en una democracia? ¿de verdad bajo ese nombre gobiernan los pueblos de muchos países? ¿o hace tiempo que se ha evolucionado de otro modo?”.
Como ha dicho el profesor Joan Subirats, la gente tenía más o menos clara la idea de democracia, antes que les cambiaran las reglas del juego o, derechamente, antes que les traicionaran, “una distribución más o menos justa de la riqueza, ciertas bases mínimas de bienestar ciudadano, salud y educación para todos. No obstante, la democracia que defienden los partidos dominantes, definitivamente, es de otro cuño.
Es que ya era hora que las nuevas generaciones cuestionaran esta “madura” democracia, y ojalá llegue hasta su modélica y ejemplar transición. Que los jóvenes totalmente excluidos de las “bandades” del capitalismo rampante, tomaran el toro por los cuernos. Es que resultada indignante que sobre el 43% de los jóvenes españoles ni estudia,ni trabaja (la llamada generación “Ni-Ni”), la “generación perdida”. ¡Una verguenza nacional!
Aunque, resulta más o menos evidente que este movimiento pospolítico, despierta más interrogantes y dudas que certezas, leáse ¿qué pasará después del 22-M con este movimiento¿, ¿Se diluirá rápidamente en medio de la más absoluta indiferencia social esculpida a golpes idiotizantes de los poderes de la perversión (dinero-medios de comunicación–poder).¿Hibernará quien sabe hasta cuando?, ¿habrá intentos por intitucionalizarlo?. En cualquier caso y parafraseando a Richard Sennett, “prefiero la revuelta a esta cultura de la superficialidad”.
Lamentablemente si los políticos no toman seriamente nota y comprenden que han cargado contra ellos directamente, si este movimiento, en efecto, se diluye inmediatamente después de las elecciones, si es cooptado o traicionado por los oportunistas y listillos de siempre, habrá sido la derecha más cavernaria y reaccionaria de Europa, fidelizamente representada por el “PP”, la que habrá ganado.
Pues frente al desmoronamiento valórico, la indignación ciudadana experimentada por la crisis, las sucesivas traiciones de la socialdemocracia y su patética “melancolía de izquierdas” (como llama Walter Benjamin a la parálisis e ineptitud de la izquierda frente a la crisis) definitivamente, gana la derecha.
Noemi Klein lo ha dicho “la lógica del mercado se ajusta como guante al shock”. Ello explica dos enormes realidades, que pese a la más grave crisis de la democracia que ha experimentado este país, sigan imponiendo a la obsecuente y paralogizada ciudadanía nuevas privatizaciones y políticas de recortes neoliberales. Y en segundo lugar, que la derecha actúe en medio del turbulento mar de la crisis sin carta de navegación y sin ruta, totalmente a la deriva, porque el cataclismo y el shock le están limpiando su camino de los recortes y el desmantelamiento del esmirriado estado de bienestar español. Al repecto Stéfane Hessel señala: “Chicos, cuidado, hemos luchado por conseguir lo que tenéis, ahora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo; no permitáis que os lo arrebaten”.
Por lo demás, la rabia y la indignación –así como el miedo- son emociones básicas que la demagogia y el populismo manejan muy bien. Nosotros los chilenos conocemos muy bien eso. Recuerden en la época de la UP la dura consigna: “¡Junta rabia chileno!”.
Finalmente, no sé que es más repugnante, si el pasotismo apolítico o el autismo de los políticos que siguen en su cuento sin mirar ni escuchar ni mirar a nadie, la antipolítica o el “más de lo mismo”.