Insuficientes parecen las declaraciones del grupo BBVA, respecto a las curiosas coincidencias producidas con la intermediación y colocación de una serie de 100 millones de dólares en bonos emitidos por La Polar, a fines del año pasado.
Los hechos son claros, para colocar una emisión de bonos, La Polar elige a la corredora del BBVA, la AFP ligada al grupo BBVA adquiere igual que otros actores institucionales una cifra significativa de esos bonos, con el producto de la venta La Polar cancela prácticamente toda la deuda que la empresa tenía con el banco BBVA, además de otras deudas. ¿Qué puede haber de curioso?
Muy simple, el banco BBVA se desprende del riesgo que tiene por un crédito de empresas La Polar y lo hace adquiriendo a través de una empresa del grupo un paquete significativo de bonos que van a pagar pasivos de la empresa entre ellos el crédito, ¿a quién se traspasa el riesgo? al Fondo de Pensiones de Provida o sea a todos los trabajadores afiliados a la AFP.
¿Nada tiene que decir, ni analizar, ni estudiar, ni informar, la Superintendencia de Bancos de esta operación?
¿Nada tiene que decir, ni estudiar, ni analizar, ni informar, la Superintendencia de AFP de esta operación?
¿Nada se puede encontrar sobrepasado en las normas que regulan a instituciones financieras y del retail?
Señor Ministro de Hacienda,¿ seguirá Ud. insistiendo que aquí solo fallaron los directores, ejecutivos y auditores de la empresa La Polar?
¿Resulta lógico y económicamente sano que la legislación pueda permitir a un mismo grupo efectuar todas estas operaciones a través de sus distintas filiales, sin que el mercado pueda ver afectada su credibilidad?
Por estas mismas líneas hemos señalado reiteradamente que el escándalo de La Polar como lo fue el caso Enron en USA. ha dejado al descubierto demasiadas aristas inconvenientes respecto a la regulación y control a que están sometidas las empresas del sector financiero bancario de nuestro país.
Es absolutamente indispensable que junto con perseguir responsabilidades a través de demandas, investigaciones o levantamiento de cargos, exista paralelamente una evaluación y propuestas concretas de modificaciones que vayan en la dirección de atacar con resolución las fallas evidentes de mercado que ha dejado al descubierto este escándalo.
¿Quién puede defender una estrategia pro business, aceptando que el mal menor es que casos como el de La Polar puedan producirse cada cierto tiempo en los mercados?
¿Por qué buscar minimizar las posibilidades de que todo lo que hemos visto en este escándalo y lo que nos falta por ver, podría señalarse como un atentado a la libre competencia?
Particularmente en el campo financiero la mujer del César no sólo debe ser honesta sino también parecerlo.