Hace pocos días concluyó la quinta versión del Congreso del Futuro, el más grande encuentro de ciencia, tecnología, humanidades y sociedad que se realiza en nuestro país y en el hemisferio sur, y que reunió a más de un centenar de científicos, analistas y pensadores nacionales e internacionales.
Como ya es tradicional, la sede del Congreso en Santiago fue la locación principal donde se llevó a cabo este importante encuentro, que en esta oportunidad tuvo un elemento positivo adicional: trasladar varios de los foros a regiones, permitiendo la participación de quienes viven en otros puntos del país.
Si bien en Chile el ámbito de las ciencias tiene muchos desafíos pendientes y un largo camino por recorrer para lograr el nivel de avance que exhiben las naciones desarrolladas, el creciente interés mostrado por la ciudadanía y los medios de comunicación, son una señal positiva que debe ser aprovechada para impulsar la actividad científica a nivel local.
Un notable ejemplo de las múltiples ventajas que tiene la promoción de las ciencias para los países es Israel, que en esta versión del Congreso del Futuro contó con cinco investigadores reconocidos a nivel mundial invitados en cada una de sus disciplinas: Ada Yorath (Premio Nobel de Química 2009), Aaron Ciechanover (Premio Nobel 2004), Yuval Harari (Profesor en el Departamento de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén), Ernesto Jocelevich (Experto en nanoestructuras unidimensionales) y Lucio Frydman (doctor en Química Física de la Universidad de Buenos Aires y profesor en el Departamento de Química Física en el Instituto Weizmann de Ciencias en Israel).
Todos ellos son la expresión de la importancia que le otorga Israel a las ciencias como motor para mejor la calidad de vida de sus habitantes, pero que a la vez hace trascendentales contribuciones a la humanidad mediante nuevos descubrimientos, creación de tecnologías avanzadas en distintos ámbitos y la generación de ideas que aportan al progreso presente y futuro de nuestras sociedades.
De hecho Israel es el país que más invierte en investigación y desarrollo civil, dedicando el 4,5% de su producto interno bruto a este rubro, mientras que otras naciones desarrolladas como Estados Unidos invierte el 2,61%, y los países de Latinoamérica menos del 1%.
También registra una gran cantidad de patentes per cápita. Según la Oficina de Patentes y Marcas de EE.UU., en 2014, Israel registró 3.600 patentes, superando a países como India, España y Singapur. Además tiene 12 premios nobeles (8 de ellos en ciencias) y lidera en cantidad de científicos y técnicos en su fuerza de trabajo (145 por cada 10.000 habitantes).
Apostar por el conocimiento es apostar por un futuro mejor, y Chile cuenta con materia prima (la calidad de sus científicos y de varias de sus universidades) para emprender una aventura de este tipo, solo falta la voluntad política para colocar los incentivos correctos y los recursos necesarios que promuevan una cultura pro ciencias en el país.
Encuentros como el Congreso del Futuro son un claro indicio del camino que debemos seguir para alcanzar ese objetivo, el cual requiere un compromiso permanente de las autoridades públicas y la sociedad civil. El desafío está lanzado, lo agradecerán las futuras generaciones de chilenos que merecen soñar con un país desarrollado científica y culturalmente.