En diciembre de 2014, el Gobierno de Chile presentó el proyecto de ley que moderniza las relaciones laborales. La llamada “Reforma Laboral” generó infinidad de polémicas y críticas, incluidos millonarios insertos en los medios advirtiendo sobre eventuales consecuencias negativas.
Estas reacciones no sorprenden si se tiene en cuenta que las relaciones laborales son, en buena medida, relaciones de poder al interior de la empresa, algo que nadie está dispuesto a compartir o ceder fácilmente.Sobre la urgente necesidad de una reforma laboral en Chile hablan los más elementales datos duros.
Según un informe reciente de la Fundación Sol basado en la encuesta CASEN, el 50,5% de los ocupados gana menos de $260.000 líquidos y el 74% menos de 400.000. Ante este escenario social, la negociación colectiva es una llave para desmontar uno de los nudos más compactos de la desigualdad.
Entre los temas más álgidos discutidos durante 2015 se cuentan la titularidad sindical; la extensión de beneficios; el reemplazo en huelga; la determinación del quórum para crear sindicatos. En cada una de estas materias, a los senadores de la Nueva Mayoría integrantes de la Comisión de Trabajo y Previsión Social nos ha guiado la profunda convicción de restablecer equilibrios en el desbalance existente en nuestro país entre capital y trabajo.
Se trata de resituar la importancia del trabajo en el modelo de desarrollo, en la superación de la desigualdad, en el respeto de derechos y en el fortalecimiento de la organización social.A su vez, la mayoría de los cambios que apoyamos ya están vigentes en la mayoría de los países de la OCDE.
En el transcurso del debate, hemos recibido en audiencia a diversos actores sociales y políticos: organizaciones sindicales; organizaciones empresariales; representantes del mundo académico y de centros de pensamiento; abogados y abogadas laboralistas. Hemos intercambiado opiniones en seminarios y expuesto puntos de vista en numerosas entrevistas con medios de comunicación.
Llegado este punto del proceso legislativo, no obstante, resulta oportuno integrar la perspectiva de la ciudadanía en general, remitiéndonos a estudios de carácter nacional. En este contexto, la encuesta que integra el Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo revelaba ya en el año 2013 un apoyo mayoritario en cuanto a que la capacidad de negociación de los trabajadores frente a los empleadores requería cambios profundos (59%).
En julio de 2015, la encuesta realizada por la CUT junto con la empresa MORI reconocía sorpresa ante sus resultados: en un clima de controversia sobre la reforma laboral, la inmensa mayoría de chilenos manifestaba estar de acuerdo con que los sindicatos “fuertes” eran buenos para Chile.La misma encuesta pone en evidencia un amplio rechazo al reemplazo de los trabajadores en huelga, con un 70% en contra.
En este sentido, incluso las tensas semanas del paro del Registro Civil, no alteraron la percepción de la ciudadanía en general sobre el valor de respetar el derecho a huelga. En la encuesta “Otra Mirada Ciudadana” desarrollada por Chile21/Criteria en diciembre de 2015, un 67% desaprueba que se permita a los empresarios el reemplazo de trabajadores en huelga.
En la misma línea que las otras encuestas mencionadas, este sondeo reciente indica que un 81% de los entrevistados considera que para resguardar los derechos de los trabajadores es necesario fortalecer a los sindicatos.Una mayoría más ajustada (51%) considera que los sindicatos debieran ser los únicos que puedan negociar colectivamente con los empresarios, sin posibilidad de que lo hagan grupos paralelos.
Un contundente 91% acuerda con que todos los trabajadores deberían tener derecho a formar sindicatos, sean de empresas grandes o pequeñas; en tanto que un 90% la ampliación de beneficios sindicales debe ser acordada entre trabajadores y empleadores. En todos los casos cabe destacar el bajo porcentaje de respuestas no sabe/no responde.
Estas cifras reflejan de algún modo el inmenso valor del debate público abierto en torno al Proyecto de Ley que Moderniza las Relaciones Laborales, conversaciones que Chile se adeudaba desde hacía veinticinco. A su vez, los resultados de estos análisis cuantitativos sugieren que la opinión pública tiene claridad con respecto a los principios y valores que hemos sostenido a lo largo de meses de debate y en innumerables audiencias y entrevistas. La ciudadanía, nuevamente, nos da lecciones, sólo falta prestarle la debida atención.