30 dic 2015

Despido en TVN regiones

En los últimos años hemos visto cómo se ha debilitado el exitoso modelo de televisión pública implementado desde la década de los noventa. Parte de esta crisis se explica por los cambios que ha debido enfrentar la industria frente a la aparición de otras plataformas mediáticas, a una distribución distinta de la inversión publicitaria y a la propia incapacidad por mantener programaciones atractivas acordes a las transformaciones culturales de la sociedad.

La crisis de TVN se ve agravada por el despido que ayer sufrieron más de 20 profesionales de sus redes regionales, trabajadores algunos con más de veinte años de fuerte vinculación regional.

Las redes regionales de TVN desde el año 1990 se han transformado en uno de los pilares fundamentales que justifican la existencia de una televisión pública al servicio de una diversidad nacional.

Justo hoy cuando vemos una programación cada vez más homogeneizante dependiente de la inversión publicitaria, los espacios locales resaltando la rica diversidad regional de nuestro país, aparecen como un oasis de televisión pública frente al atropellador pantallazo de los programas envasados, de las series extranjeras o del festín farandulero.

La iniciativa implementada con el retorno de la democracia de establecer canales regionales en casi todas las capitales regionales, obedecía a un proyecto en que la televisión púbica se instalaba en las regiones para representar en sus pantallas la diversidad de un país distinto en que la identidad a recuperar no sólo fuera la de un Chile ahogado por su propio centralismo, sino refrescado por el viento del norte y del sur que entraría por esta ventana que se abría desde las regiones tanto para ellas mismas como para el país entero que podía ver y verse en una pantalla de televisión.

El despido de estos 20 profesionales sin duda debilita aún más una ya debilitada red regional que ha sido víctima de una pésima gestión realizada estos años como también del extravío del modelo de televisión pública que quizás fue bueno para los noventa pero inadecuado para los tiempos que corren

¿Necesitamos todavía una televisión pública que compita por el rating? ¿No será mejor transparentar la realidad y asumir que debemos exigir calidad y diversidad a un canal del Estado que privilegie precisamente lo que el mercado no da aunque sea sacrificando las grandes audiencias?

Lo que está claro es que TVN no puede seguir cediendo terreno donde precisamente debe ser fuerte, es decir en su derrotero de televisión pública, autónoma, plural, diversa y, sobre todo, descentralizada.

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  • Luis Palma Tello

    ¿Quién es el superdotado que despide funcionario para ahorrar recursos y ser más eficaz, eficiente y efectivo en TVN?

    Sinceramente la programación más mala de los cuatro canales importantes es la de TVN…

    ¿No será mejor … invertir para ganar audiencia?

    Afectuosamente.

  • Rodrigo Reyes S

    La visita que hicieran esta mañana los diputados Ricardo Rincón y Matías Walker al presidente del directorio de TVN Ricardo Solari me parece necesaria y oportuna. Esta reunión podría representar la preocupación de algunos sectores de regiones por el derrotero que ha tenido TVN en los últimos meses que se ha visto agravado con el despido de 22 funcionarios de regiones y la eventualidad de sacar del aire sus noticiarios del mediodía. Ya habrá tiempo para discutir
    en profundidad como debemos modelar la nueva TVN tras casi 25 años de la promulgación de ley que da sustento jurídico a la televisora pública, ello requerirá una discusión desideologizada aunque profundamente política respecto de la pertinencia en un país como el nuestro dominado por las leyes del mercado tener un canal de televisión pública que en su programación mediatice el Chile del mercado con aquel otro que se vive y respira más allá de las ansiedades del dinero y del rating facilista.

    Por ahora la ciudadanía espera señales, como por ejemplo una declaración que garantice la permanencia de las redes regionales como factor esencial de la democratización de la televisión pública; la preocupación por una programación de alto contenido histórico, social, cultural y artístico en el marco de la televisión abierta que debe ser innovadora y entretenida y que den cuenta de los valores e identidad del país como también de las regiones; una institucionalidad que dé cuenta de la diversidad cultural del Chile actual más que del cuoteo de los partidos representado mañosamente por un directorio en permanente empate; y una
    política de austeridad entre los altos ejecutivos y rostros que hoy siguen ganando como en la época de los Sabatini y las Montini.

    TVN demostró que con mística y relato se podía transformar a principios de los 90 en un canal exitoso y creíble tras la debacle del una canal corrompido por sus autoridades y flagelado en su voz informativa al servicio de los gobernantes de turno. Hoy como nunca Chile necesita un canal público fuerte, comprometido con una identidad diversa, que entregue contenidos atractivos aunque no leves y que sepa sacudirse de los caudillismos de la empresa y la política, incluso también de los caudillismos de la empresa y la
    política regionales.