Después de 2 semanas de intensas negociaciones líderes de 195 países adoptaron en París un nuevo Acuerdo Climático que sustituirá el Protocolo de Kyoto a partir del 2020. Sin duda, un hecho histórico y que marca un punto de inflexión hacia la descarbonización de las sociedades y economías y la construcción de naciones resilientes a los impactos del cambio climático.
Un hito clave se produjo el 4 de diciembre en el marco de la “Cumbre de Líderes Locales: Ciudades por el Clima”, convocada por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el enviado especial de Naciones Unidas para las ciudades y el clima, y ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
En ella, alcaldes y alcaldesas de cerca de 1000 ciudades de diferentes partes del mundo, sin esperar los resultados de la COP21 decidieron dar un paso al frente comprometiéndose a reducir en 3,7 gigatoneladas las emisiones anuales de gases de efecto invernadero en las zonas urbanas de aquí a 2030, lo que representa el 30% de la diferencia prevista entre los compromisos nacionales actuales (INDC) y los niveles de emisiones recomendados por la comunidad científica para limitar el calentamiento del planeta a 2o C.
Es una cifra nada despreciable si se considera que, en la actualidad, más del 50% de la población mundial vive en ciudades, las que se estima son responsables de alrededor del 75% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Cifras que se espera sigan incrementándose ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los gobiernos municipales de la región, no sólo en términos de garantizar servicios básicos como acceso a la energía y el agua, alumbrado público, vivienda, transporte, la gestión de residuos, etc., sino como actores claves en el diseño, implementación y desarrollo de estrategias integrales, políticas y acciones para mitigar el cambio climático y que promuevan la adaptación a las nuevas condiciones climáticas, todo ello en un contexto de desafíos sociales importantes (pobreza, desigualdad, salud, educación, etc.)
Así lo han entendido los líderes locales en París que se comprometieron apoyar objetivos más ambiciosos en favor del clima, como la transición hacia una energía 100% renovable y una reducción del 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2050. Ambiciones que se encuentran la altura del desafío climático que urge hoy.
Dentro de este grupo de ediles, llevando la voz de los alcaldes de Chile y de la Red Chilena de Municipios ante el Cambio Climático participaron, Gonzalo Durán de Independencia; la alcaldesa Graciela Ortúzar de Lampa y la alcaldesa Josefa Errázuriz de Providencia.
Ellos representan la voz de los 55 alcaldesas y alcaldes que suscribieron la Declaración de Alcaldes ante el Cambio Climático, la cual fue oficialmente entregada a la Delegación del equipo de negociaciones de Chile durante el Foro de los Alcaldes 2015.
La declaración plantea dos aspectos centrales: por un lado destacan los compromisos a los cuales se avocan los alcaldes signatarios en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero y a la adaptación de sus territorios y modelos de gobernanza. Por otra parte, expresan demandas al Gobierno central para que avance en devolver la autonomía a los municipios en relación a la capacidad para la toma de decisiones.
Esta declaración resume la perspectiva de trabajo bajo la cual, según el consenso de los alcaldes firmantes, los municipios pueden avanzar en la transición hacia una sociedad y economía menos dependiente de los combustibles fósiles y resiliente al clima y donde las acciones que se tomen a nivel subnacional y local son centrales a cualquier estrategia de cambio climático.
El rol que jugarán los gobiernos locales en la implementación y seguimientos de las INDC será fundamental para la revisión que se comprometió por los 195 países para el 2018 que será punto de partida para la entrada en vigencia del Acuerdo de París.