La final del campeonato de fútbol es patética. Se enfrentan barristas del Wanderers y del Colo, el partido no empieza y es suspendido. Los enfrentamientos empezaron antes en las calles y hay un llamado por las redes a actos que suspendan el partido. Se coordina la debacle. Todos lamentan que las fuerzas especiales de la policía demoren más de 12 minutos en intervenir, se culpa a casi todas las autoridades.
El vandalismo cesa cuando las fuerzas especiales irrumpen. No son grupos pequeños; cientos por ambos bandos. Los participantes son adultos jóvenes que seguramente terminaron su enseñanza básica. La no intervención a tiempo de la policía permite a esas personas mostrarse tal cual son.
Entonces este vandalismo delictual (portan armas blancas y de fuego) tipifica un fracaso de la educación chilena en la enseñanza escolar formal, en la familia o en otras instancias sociales. Han expresado una conducta “criminal” en un acto cultural apreciado por la familia chilena.
Son marginales a la cultura chilena. Hay que reformar la educación porque algo grave no se está dando; específicamente la inclusión de todos sin excepción en una comunidad chilena amigable, aceptadora, respetuosa, valorizadora de toda persona que la constituye.La culpa es de la misma sociedad chilena que ha sido incapaz de esta inclusión eficientemente educadora.
La falta de educación suficiente como para ser y auto-sentirse un miembro cabal de la sociedad que observa o practica el respeto por todos los miembros de ella parece ser general en la sociedad chilena. Quien puede, saca provecho moral o inmoral de quien puede.
Las colusiones del papel higiénico, de los pollos, de las farmacias y seguramente de innumerables empresas que no aparecen coludidas porque no se ha investigado suficientemente son uno de tantos casos de la descomposición moral generalizada que estamos viviendo.
Hay colusiones entre profesionales especialmente del área de la salud y de los médicos para un mínimo en el arancel cobrado, pero con un máximo que no tiene tope. Me encontré con un ex alumno que me dijo que en su especialidad no se podía ganar menos que 10 millones de pesos mensuales.
Hay colusiones y acuerdos de empresas de salud para repartirse los hospitales o las áreas que les quedarán como clientes exclusivos.
Hay colusiones para operar solo en las tardes en hospitales públicos; en la tarde se cobra como privado a doble o triple tarifa que en las mañanas como hospital público, con el mismo paciente, quirófano y hospital. Todo esto aparentemente muy legal con lo que queda claro que la ley y la constitución no sólo permiten estas colusiones sino que propician un clima “neoliberal sin control o salvaje” que fomenta estas conductas.
Hay colusiones entre el vendedor y el comprador para estafar al Estado y no dar boletas o facturas de compras, emitir documentos ideológicamente falsos, etc. etc. etc. ¿Qué diferencia tienen estos vándalos con los del estadio de Playa Ancha en su falta de respeto a la sociedad? Muchos de ellos han sido educados en las Universidades Católicas.
La inmoralidad de los dirigentes del futbol nacional e internacional es inconmensurable.
Hay recompensas (llamemoslo así) entre las empresas y los políticos y no parecen ser pocos. Se han investigado grandes empresas como Penta, Soquimich y algunas otras, pero ¿quiénes aparecerían involucrados si se investigaran todos los fondos de todas las empresas que han colaborado con las campañas políticas?
En el área médica, farmacológica y de productos para la salud las recompensas siguen produciéndose por dineros pagados bajo cuerda, viajes ofrecidos, regalos enormes. Se ha estudiado que hasta un lapicero que se regale altera la independencia del médico para recetar preferentemente los productos de una empresa.
Pareciera ser que la ética profesional ha desaparecido de Chile. Entre la constitución y las leyes se las han inteligenciado los neoliberales para prohibir la ética profesional. Al suprimir, por ley, los colegios profesionales y transformarlos en asociaciones gremiales se suprimió en Chile toda ética profesional y de oficio. No hay que extrañarse de lo que sucede en Chile pues es el único país que de facto tiene prohibida la ética.
Se hizo un esfuerzo por recuperar la tuición ética profesional pero el proyecto de ley duerme en el Parlamento desde hace 6 años. Debe nombrarse una Comisión Nacional de Ética mandada por ley desde 2006 y no se ha nombrado. Cuando la Presidenta quiere nombrar una comisión que investigue la probidad y la transparencia no incluye en ella a ningún eticista o bioeticista y sólo a economistas o abogados.
El escamoteo sistemático del dinero del bolsillo de todos los chilenos por parte del Gobierno, sin su consentimiento es una conducta que ha pasado desde la Dictadura Militar hasta el Gobierno de la Nueva Mayoría sin modificación.
Ejemplo la educación subvencionada que va a ser “gratuita” o sin hipocresía pagada por el Estado, que pondrá la plata, los programas, la mantención, pero que seguirá siendo “poseída” por los sostenedores con ingresos mayores que los docentes de oficio.
El Estado paga a personas, que no son docentes de oficio por su condición de sostenedor, con la plata de todos los chilenos; además estos pueden participar en fundaciones, “holdings”, que pueden albergar a muchos establecimientos con razones sociales distintas e ingresos acumulativos en sus bolsillos.
Las forestales recibieron 825 millones de dólares, del bolsillo de todos los chilenos, desde 1974 hasta 2013 para instalarse y mantenerse, algunas causando el problema insoluble de la Araucanía y otras que se han coludido en sus productos. El bolsillo de todos los chilenos da grandes ganancias a las empresas educacionales incluidas varias transnacionales.
FONASA financia casi la mayor parte de la Salud en las clínicas privadas. Los muy bajos salarios en el sistema público y las enormes dificultades para trabajar en relación al privado tipifican un sistema de incentivos perverso que está destruyendo lo poco que queda del Estado.
Presenciamos una descomposición institucional por dentro, por fuera es todo casi legal y bonito.La hipocresía y el fariseísmo son el emblema de Chile.