De acuerdo al Banco Mundial, el 89% de la población en Chile vive en zonas urbanas. Si bien esto tiene relación con lo proyectado para el país en términos de desarrollo, el tránsito desde lo rural demanda un trabajo en distintas áreas.
No sólo se debe enfrentar el cambio demográfico de las ciudades, sino también los elementos que permiten que esos lugares estén interconectados y en óptimo funcionamiento de cara a los ciudadanos.
Un aspecto clave tiene que ver con el transporte y la infraestructura. Si bien es relevante que la “obra gruesa” sea robusta, el segundo paso -de igual o mayor relevancia- es cómo las ciudades construyen una red que sea eficiente y que responda a las necesidades de conectividad y movilidad.
A través del uso adecuado de sistemas de gestión del tráfico, es posible alcanzar una adecuada sincronización de todas las redes de transporte y, por consiguiente, un flujo de tráfico sin interrupciones, en línea con lo que necesitan las llamadas “Smart cities”.
En este sentido, la tecnología es crucial para intercambiar información. Por ejemplo, aplicaciones que entregan servicios de transporte privado, no sólo disponen de una oferta de autos, sino que también recolecta información sobre las zonas que más demandan un suplemento de transporte o las horas en las que ese refuerzo se puede disponer para mejorar la calidad de vida.
Lo mismo sucedió en Reino Unido, donde una empresa de telecomunicaciones ha trabajado con otra de transportes para crear un sistema de gestión del tráfico urbano, que incluye avisos a los conductores frente a posibles problemas, e incluso, un control de semáforos que puede detectar cambios en el flujo de tráfico y se adapta para regularlo. Esto un concepto central de las Smart Cities, más información para una mejor gestión del transporte.
Este año, Portland comenzó un programa piloto que establece nuevas regulaciones para estas empresas de tecnología. Los resultados demostraron un mejor desempeño de los viajes compartidos (ridesharing): menos tiempos de espera casi todo el día, lo que gatilló en una mejoría del mercado de transporte, en especial para las personas que usan los viajes compartidos de noche. Así es como se añade inteligencia a las ciudades.
Según datos de la subsecretaría de Transportes, para 2025 se espera que 600 de los centros urbanos que más inciden en el PIB mundial, reciban a 2.000 millones de habitantes, un 25% del total del mundo.
Mientras tanto, Chile seguirá con la migración desde lo rural, demandando mejores servicios de transporte.
Hacia 2030 será un tema crítico y por esto, no debemos dejar de desarrollar soluciones de la mano de la tecnología y la colaboración, permitiéndonos ofrecer un sistema eficiente y acorde a lo que demandan los usuarios.