¿Y en los chilenos?
Por lo menos es lo que dice el escritor Peter Handke en la cita del título.
¿Será aplicable a los políticos nacionales? El riesgo de generalizar es tremendo, pero vale la pena tomarlo.
Según el autor, les falta el uso del pensamiento meditativo, ese que se cultiva “en el retiro, la meditación y el silencio”.
Quizás podríamos retrucar diciendo que nunca ha habido tanta falta de cultura en nuestros políticos (por supuesto, no en todos).
¿Cuántas asignaturas de humanidades aprobaron y practican?
¿Acaso leen libros de filosofía, religión y ética preocupándose de lo “sustancial”?
¿Conocen de las “ciencias del espíritu”?
En la educación primaria y secundaria estas asignaturas escasean y disminuyen progresivamente.
¿Practicarán sólo el “pensamiento pragmatoide” calculador? (no sé por qué, pero rima con antropoide), o viven sólo en la cultura del mercado que cómo mencionó Octavio Paz, “no es un respuesta a las necesidades más profundas del hombre. En nuestros espíritus y en nuestros corazones hay un hueco, una sed que no pueden satisfacer las democracias capitalistas, ni la técnica”.
¿Cuánto tiene que ver con la estupidez vigente, la actual sobre-información mediática que “encubre y desclasifica escalas de valores”, ayudando a la insensibilidad frente al dolor ajeno y los grandes problemas de corrupción?
¿O será que como plantea Moisés Naím, “vivimos en un universo lleno de instituciones deliberadamente diseñadas para engañar a los incautos” por los mismos estúpidos? Entonces no serían tan estúpidos, pero sucede que en el país de los estúpidos el menos estúpido puede ser el rey.
¡Estamos jodidos!
Bueno, recuerde eso sí, que este artículo puede ser a la vez bastante estúpido, o cultamente menos estúpido que los incultamente estúpidos.
Juzgue usted, que tiene la última palabra.