17 oct 2015

Cuidar al cuidador, el médico

Recientemente, la Presidenta Bachelet lanzó una campaña para atraer médicos a la red asistencial con el slogan, “Chile necesita más médicos y especialistas: incorpórate al sistema público de salud”. El mensaje expresa que la salud pública tiene una gran recompensa y que los médicos necesitan conocer y valorar las oportunidades que ofrece el sistema público, apelando a las vocaciones de servicio público. El anuncio es de aumentar la cobertura médica actual, de un médico por 4.300 habitantes, a un médico por 2.800, es decir casi el doble, además de formar 4.000 especialistas.

Me pregunto si ¿será esto posible? y si será cumplida esta aspiración presidencial.

¿Qué está pasando con la comprensión de la profesión médica? ¿Qué ocurre con el ejercicio de la medicina en estos tiempos? ¿Y particularmente en Chile? Se ve al profesional como un proveedor de servicios, una pieza más de la “cadena productiva de salud”, como un producto que se ofrece al mercado, un artefacto atractivo y adquirible, un ente instrumental.

El médico es un profesional altamente exigido y, probablemente, más vulnerable a experimentar desgaste profesional, considerando su quehacer cotidiano. Si bien, el avance científico y técnico han modificado la práctica médica, la competencia tecnológica no puede sustituir a la competencia psicosocial del médico y menos aún aportarle a su desarrollo y crecimiento en habilidades comunicacionales y afectivas en su relación con sus pacientes y familiares, factor crucial atentatorio con el clima de confianza que ha marcado la relación médico paciente y el consecuente fenómeno de sanación.

La motivación para la ayuda, el aspecto vocacional en el profesional que se enfrenta a duros años formativos y de residencia para llegar al ejercicio de la medicina, debe superar grandes pruebas. En la carrera de obstáculos que supone el “hacerse médico”, las expectativas del facultativo deben ser flexibles y tener capacidad de ajuste. En la medicina, la búsqueda del equilibrio es constante.

Cabe resaltar que un médico en Chile requiere siete años ininterrumpidos de estudio de pregrado para obtener el título de médico cirujano, quedando habilitado para ejercer como médico general. Para trabajar en el sistema público, además se exige que rinda y apruebe el examen médico nacional. Para obtener una especialidad básica -como Pediatría o Medicina Interna- necesita tres años más de pos título y, si se trata de un subespecialista-cardiólogo, neurólogo o endocrinólogo- requiere de dos años más. Entonces un subespecialista en Chile demora 12 años en formarse.

La representación simbólica de la medicina es el bastón de Esculapio y a veces, se le añade una forma alada para representar la diligencia del médico en el ejercicio de sus funciones, que como el casco alado de Hermes, representaría la máxima de curare tuto, cito et jacunde (curar todo, pronto y placenteramente).

En estos tiempos, cobran vigencia los consejos de Esculapio, el dios de la Medicina venerado en Grecia.

“¿Quieres ser médico hijo mío? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? (…) Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia, pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. (…)Tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo. (…) No cuentes con agradecimiento, cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez.Si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra. (…)

Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. (…) Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios (…). Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo.

Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo (…) si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones.Si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, (…) si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!”

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